domingo, agosto 05, 2012

Alborada y ocaso


Doy una vuelta por los blogs y me entero de dos cosas: que unos versos que atribuí a Marcelo Cohen son de Philip Larkin; que hoy ha muerto Chavela Vargas. La escucho cantar, un rato, unas canciones. La voz de Chavela, es sabido, no solo se percibe con los oídos. Es tempestad y aluvión. De golpe se triza, contenida en un susurro. Se sume en un rugido apagado. Se templa, pero no se amansa. Como quien templa el acero al rojo en un frío brusco para que cobre dureza. Vuelvo a Larkin: “Ser valiente/ no permite a nadie librarse de la tumba”.

4 comentarios:

Teresa dijo...

Es un día triste para la gente que le gusta lo bueno y bueno era lo que nos cantaba y nos contaba Chavela Vargas. Yo también ando oyendo sus canciones maravillosas llenas de desgarros, escucha "Paloma negra" insuperable,
Un abrazo
Teresa

Vero dijo...

Desgarros y también garras, Teresa. Abrazo para vos.

Pablo dijo...

La hoquedad de Ella, la tempestad y el aluvión de Chabela. Me encantan tus definiciones de esas voces...

Pongo a Larkin a resonar con Borges: "no basta ser valiente para aprender el arte del olvido"...

Abrazo

Vero dijo...

Qué gusto me da que te encanten, Pablo. Una percepción casi sinestésica, ¿no? Hay quien habla de la memoria de las manos...