miércoles, febrero 24, 2010

Sabés cómo me siento

Nina Simone subyuga con "Feeling good". Pero (¿por qué "pero"?, así es como comienza la tergiversación) la versión de Muse me hace trepidar. Difieren de tal manera mis sensaciones en un caso y otro que no puedo más que pensar que hablar de versiones de una misma canción es una mentira vestida de blanquísima verdad, implica una artrosis del concepto ("oculta el alma de los hechos", diría Linacero).

No sabré

En algún banco de esta plaza o andando bajo los árboles, alguien que podría ser mi amigo estuvo o estará; alguno, hombre o mujer, más próximo a mis gustos que las gentes con las que vivo. No lo veré nunca, no sabré que respiró la humedad de una tormenta de verano mientras cruzaba la plaza de Santa María e iba cambiando ociosamente, por juego y desesperanza, la colocación de los materiales que componían su mundo. Tal vez haya decidido, aquí mismo, paso a paso sobre el pedregullo revuelto, dedicar su vida a un solo propósito o, lo mismo da, renunciar a todos los propósitos. Me es igualmente fácil compartir su fe y la risa un poco asombrada, un poco miedosa con que acogerá o acogió su renunciamiento.

Juan Carlos Onetti, Juntacadáveres

miércoles, febrero 10, 2010

Teatro ciego

Hay quienes maldicen el despertar. En La isla desierta, de Roberto Arlt, los empleados que trabajaban en un subsuelo son trasladados a un décimo piso, desde donde atisban buques que agitan espectros de la vida que no tuvieron. Se ven a sí mismos, en negativo. Preferirían dormir. No soñar, tal vez. Volver a cegarse.
“La vida no se siente. Uno es como una lombriz solitaria en un intestino de cemento. Pasan los días y no se sabe cuándo es de día, cuándo es de noche. Misterio. (Con desesperación) Pero un día nos traen a este décimo piso. Y en el cielo, las nubes, las chimeneas de los transatlánticos se nos entran en los ojos. Pero entonces, ¿existía el cielo? Pero entonces, ¿existían los buques? ¿Y las nubes existían?” (Manuel).
El viernes asistí a una puesta peculiar de esta obra. El Grupo Ojcuro, compuesto en su mayor parte por no videntes, la representa en completa oscuridad. Me llevaron, con delicadeza, de la mano, “ésta es tu butaca, tocá el respaldo”, y me senté. Después de un rato de acomodamientos, se oyó el tecleo de máquinas de escribir, conversaciones, tecleantes, de oficina, no sólo enfrente, sino también al costado y atrás. Sentí aroma a café y sorpresa. En una playa de Madagascar me roció el oleaje, en Oriente aspiré el olor del curry y me embarulló el mercado. Eso puede pasarle a cualquiera que se acerque al Konex, viernes o sábado.

viernes, febrero 05, 2010

Verano

Y así

Insomne, durante la madrugada, transito un tramo amable de ese viaje, Ulises. Hubo otros momentos en que no distinguí con detalle el paisaje y dejé que las líneas resbalasen sin dejar mella -y sin buscar que dejen mella-, como en ese capítulo contado en un slang áspero en la 300 y pico. Éste se disfruta, quizá en parte por el efecto cómico de una voz en tercera que usa formas arcaicas y torna a los seres conocidos en sires. En un castillo, Esteban se embebe en hidromiel, por caso. Bastante nítida acá la relación con la Odisea: Bloom, peregrino, mira al hijo del amigo con paternal ojo. A las 30 páginas dejo eso pero todavía sin sentir que el sueño se adensa como para cerrarme los ojos termino las Cartas, apurando el trago porque ya vi que nada sustancioso podía sacarse de ahí. De todo el libro apenas anoto el paralelo entre la descripción del cuerpo de Nora y el de Gretta de “Los muertos” -una diferencia sola: el cuerpo musical en las Cartas es armonioso en el cuento, pero claro, difieren los traductores- y algún párrafo en el que deja traslucir, entre otras cosas, que no tiene intenciones de casarse -"Mi razón rechaza la totalidad del actual orden social, así como el cristianismo-hogar, las virtudes reconocidas, clases en la vida y doctrinas religiosas." Ahora, para volver a la cama, elijo a Cheever, porque su voz se me hizo querida desde ese primer párrafo de los Diarios que, como anoté en mi cuaderno, me habló de mí.