Doy una vuelta por los
blogs y me entero de dos cosas: que
unos versos que atribuí a Marcelo Cohen son de Philip Larkin; que hoy ha muerto
Chavela Vargas. La escucho cantar, un rato, unas canciones. La voz de Chavela,
es sabido, no solo se percibe con los oídos. Es tempestad y aluvión. De golpe se
triza, contenida en un susurro. Se sume en un rugido apagado. Se templa, pero
no se amansa. Como quien templa el acero al rojo en un frío brusco para que cobre dureza. Vuelvo a Larkin: “Ser valiente/ no
permite a nadie librarse de la tumba”.
4 comentarios:
Es un día triste para la gente que le gusta lo bueno y bueno era lo que nos cantaba y nos contaba Chavela Vargas. Yo también ando oyendo sus canciones maravillosas llenas de desgarros, escucha "Paloma negra" insuperable,
Un abrazo
Teresa
Desgarros y también garras, Teresa. Abrazo para vos.
La hoquedad de Ella, la tempestad y el aluvión de Chabela. Me encantan tus definiciones de esas voces...
Pongo a Larkin a resonar con Borges: "no basta ser valiente para aprender el arte del olvido"...
Abrazo
Qué gusto me da que te encanten, Pablo. Una percepción casi sinestésica, ¿no? Hay quien habla de la memoria de las manos...
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