lunes, mayo 29, 2006

Hoy, mientras salía del subte

Mi tiempo se encogió. Debe ser de mala calidad, o quizás esté mal cortado. Sucede que cada vez tengo menos tiempo libre, con lo cual lo abarroto de trastos que dejan poco espacio aprovechable. Cada minuto de mi tiempo libre actual rinde unos pocos segundos de los de antes. El fin de semana duró lo que un suspiro, o ni eso: mientras voy exhalando, corro, ya sin aire, hacia los brazos del lunes que me acoge con su habitual crueldad, dispuesto a triturarme.

sábado, mayo 27, 2006

Qué vergüenza, Celestino

De nuevo has vuelto a escribir poesías. Esta vez con más furia que antes, ahora todo el barrio sabe quién eres. Ya no tienes escapatorias. Abuela dice que se le cae la cara de vergüenza al pensar que a uno de sus nietos le haya dado por esas cosas. Y abuelo (con el hacha siempre a cuestas) no hace más que maldecir.

Otra vez estás escribiendo poesías, y yo sé que no vas a parar nunca. Es mentira que algún día pienses terminar, aunque me lo digas, yo sé que es mentira. Mi madre también lo sabe y no hace más que llorar.

Ya todo el mundo te odia.

Reinaldo Arenas, Celestino antes del alba

La señora del anillo

Locro en lo de mis viejos, el 25. Llevo pan con chicharrón, vino patero y del otro, quesillo de cabra y dulce de cayote (previo paso por la Feria de Mataderos). En la sobremesa sobrevienen los sobresalientes relatos de mi abuela. En mi árbol genealógico predominan las ramas italianas (papá Spoturno, mamá Solari, los dos apellidos del norte de Italia), pero hay también otras españolas y alguna ramita india. Mi abuela cuenta que un español González, su bisabuelo, fue llamado “el zorro”. Este antepasado mío estaba bajo las órdenes de López Jordán cuando éste fue derrotado y tuvo que escapar a Brasil. Resulta que al hombre lo habían volteado del caballo y quedó tendido, haciéndose el muerto. Un soldado de la facción vencedora lo atravesó con una lanza para quitarle las botas. González siguió firme en su farsa. Cuando los tipos se fueron, se arrancó la lanza y se fue, siguiéndolo a López Jordán. “Por eso a mi abuelita le decían ‘la zorra’, porque era hija del ‘zorro’. Ella se enojaba mucho de chica porque no sabía por qué era que le decían así”, cuenta mi abuela, y ríe. El caudillo le regaló un anillo a González. “Es oro 22”, dice, y me lo muestra. Se trata de un anillo en forma de hoja, tan ancha que envuelve una falange del dedo. En el centro, un trocito de oro martillado semeja una flor brutal. Mi abuela dice que va a ser para uno de sus nietos. Enumera otros tesoros. Qué me importa nada. Tener una abuela de 102 años de inteligencia refulgente, memoria funésica, habilidad para el relato. Eso es lujo.

domingo, mayo 21, 2006

Risa

Escuchando algunas buenas canciones que alguien eligió como las mejores para un strip tease. De "I dont’t mean a thing…" (Duke Ellington) prefiero la versión en que Ella Fitzgerald acompaña con un “duap, duap, duap”. Y se ríe. La risa femenina en una canción le agrega erotismo (especialmente si tenés la voz y la risa de gata en celo de Ella Fitzgerald), esa risita incontinente que una mujer puede soltar a veces y que interpela al otro: “Soy terrible, ¿no?”. En Antes del atardecer, cuando ella pone "Just in Time", se escucha la risa de Nina Simone. Celine ríe también. Menos sutil pero más esclarecedor como ejemplo, en Sexus, Miller usa la frase: “Aquella risa me alcanzó en el escroto”.

Diario de rodaje de Bóliman, de mubi II

20 hs. Bajo un momento a buscar abrigos y aprovecho para escribir estas líneas, mientras escucho uno de los sonidos más dulces: las risas bien diferenciadas de los amigos, que siguen en el trajín. Por ejemplo, la risa de Nora (en estos momentos Pato, la farmacéutica), empieza con un ju ju, después ja ja ja con boca toda abierta que se afina en un jiu jiu jiu.

21 hs. Una de las últimas escenas que se filman hoy se retarda porque Javi Bóliman se olvida la letra una vez tras otra. Nora le dice que repita “café con leche con medialunas”. Se le exige una explicación, aduce que Peña en la radio afirmó que ése es el recurso que utilizan los cantantes para hacer playback (cabe una aclaración; bueno, varias, pero al menos ésta: el sonido se grabará por separado). Terminamos por hoy. Cuando bajamos, me dice Nora: “Poné algo en el equipo y vas a ver cómo funciona lo del café con leche con medialunas”. Pongo Audioslave, ella hace lo suyo, pero unánimemente todos movemos la cabeza de derecha a izquierda en gesto desaprobatorio. Probamos con Black Crowes: en este caso las opiniones están divididas.

sábado, mayo 20, 2006

Diario de rodaje de Bóliman, de mubi I

19 hs. Fabi se moja el pelo y se estira los rulos para calzarse el bombín. Agarra el bastón y sale raudo hacia el set de filmación (el cuartito en la terraza de Gus). Me entero de que llegó Leandro cuando escucho su carcajada. Ya debe haber visto a Fabi en la piel de El Marinero más Feliz. Chifla la pava: el agua está lista para el segundo termo.

Diario de rodaje de Bóliman, de mubi

11 hs. Me levanto sumamente decidida a ir a comprar facturas. El frío me hace recular aun antes de salir de casa. Llamo a mamá: “Ma, decime otra vez cómo se hacen los buñuelos”. No tengo esencia de vainilla. Le pongo a la mezcla dos cucharadas gordas de dulce de leche. Los actores llegan a las seis. Para esa hora pienso tener hecho un montón de tortafritas, así que guardo el aceite.

13 hs. Marce viene y me muestra un ladrillo de tergopol que acaba de confeccionar. “Quedó muy bien. ¿Con qué lo pegaron?” “Con el mismo tergopol, calentándolo”. “Impresionante”, se felicita. Le sugerí que le pusiera papel y plasticola antes de pintarlo (cartapesta), pero visto que está destinado a volar hacia e impactar sobre la cabeza de Javi, teme noquearlo.

16 hs. Terminamos de almorzar recién. Ya cosí el moño amarillo para el traje de El Marinero más Feliz y corté la B de paño lenci para Bóliman. Acabo de decidir dos cosas: primero, compraré el catering, en vez de tortafritas dispondré unas tres docenas de facturas, café y yerba hay en cantidad más que suficiente; segundo, no tiene sentido que suba esto al blog a la noche, así que voy a ir transmitiendo casi en vivo, digamos cada dos o tres horas o cuando se den las indispensables condiciones de poder y querer hacerlo. Me corrijo: no tiene sentido de ninguna manera. Pero lo voy a subir igual.

jueves, mayo 18, 2006

Piruetas robadas


Leyendo a Pablo. A mitad de camino entre un punto y el mismo punto. Tanto esfuerzo para llegar adonde estábamos en un principio. Pero en el movimiento está la meta.

miércoles, mayo 17, 2006

Más demonios que santos

Justo que se me había dado por hacerme habitué de este boliche y mirá el santo y seña que piden.
Esto sí que es dar la mano y que te agarren... el codo. Aunque la pionera dejó una maravilla.
El recitado que le hace compañía es precioso también.

martes, mayo 16, 2006

En la luna

Me doy cuenta de que muchas veces los comentarios que dejo en los blogs que me gustan (los que está ahí a la derecha) tienen referencias literarias. “Leer es relacionar lugares lejanos”, dice Link. Pero lo mío es vicio, exageración. Creo que no queda muy bien eso. En un ambiente más bien ameno voy y dejo a Lamborghini ahí tirado con esa cara de: “¿Para qué me trajiste, si se puede saber?”. Tampoco digo que lo voy a dejar de hacer, porque no puedo evitarlo. Yo no relaciono lugares lejanos, sino que ellos vienen a mí mientras estoy leyendo aunque no quiera, me cachetean: “Mirá, acá estoy, soy esta cita, ¿no te acordás, tarada?”. Así que, lugares lejanos que vienen a mí, no se quejen de las fiestas a las que los llevo, que ustedes se lo buscaron. Los del costado: ténganme paciencia, yo soy la chica de la Luna de Valencia.

viernes, mayo 12, 2006

Fuji

“y es que puedo soportar/ esta distancia, /y es que te has impreso en mí /como una luz”
Fuji , Luis Alberto Spinetta

Hoy otra vez estaban dando Lost in translation en Cinecanal y aunque estaba casi por terminar no pude cambiar, quedé ahí clavada. Cada vez que la veo me llama la atención algo distinto. La otra vez me colgué con el monte Fuji. Hoy me quedé pensando en el momento en que, después de bajarse del taxi, de alcanzarla en la calle, justo después de abrazarla, justo antes de besarla, él la sostiene contra sí y se ve el movimiento de sus labios murmurando… ¿Qué? ¿Qué puede decirle para que ella llore y después sonría? “¿Me muero por vos pero es absolutamente necesario que vuelva a casa para poder decidir qué color de morado quiero para la alfombra?”. ¿Qué palabras se dicen en ese momento en que te estás desgarrando pero el sentido común señala que tenés que seguir adelante como si continuaras entero, como si ignoraras que estás dejando un pedazo tuyo atrás?

miércoles, mayo 10, 2006

O qué te pensás

Yo también fui a la Feria del Libro y saqué mis conclusiones, a saber: me gusta más el Fernet Menta con Sprite que el Fernet Cola. Una observación adicional: el primero es un poco empalagoso, por lo que no viene mal alternarlo con el otro. Uno puede derivar de esto sorprendentes y profundos pensamientos, como por ejemplo “en la vida se compensa lo dulce con lo amargo”, etc. A la cultura no hay con qué darle.

sábado, mayo 06, 2006

Ser o no ser

I am not your rolling wheels
I am the highway
I am not your carpet ride
I am the sky
I am not your blowing wind
I am the lightning
I am not your autumn moon
I am the night

"I am the Highway", Audioslave

Bolero

Entro a Ocho y Medio y encuentro una campaña de boleros. Me gusta más la idea de la campaña que los boleros. Las letras de boleros no me gustan mucho en general, para sufrires prefiero el tango, pero algunas, en particular, sí. Recuerdo estar acostada una noche de verano en lo oscuro, sobre un piso frío, y escuchar a Caetano cortajeando las frases:
Yo no sé si es prohibido,
si no tiene perdón,
si me lleva al abismo,
sólo sé que es amor.
Lo que me atrae como un lunar en una cara -seguramente escribo esto influida (aunque no es el mismo tema, pero repiquetea de fondo) por esta lectura de hace un rato-, es que la primera línea diga “si es” en lugar de “si está” prohibido. Pero además Caetano separa las palabras como nadie cuya lengua materna sea el español lo haría: no canta sies, sino si/es; en vez de lle/valabismo, lle/va/al/abismo. Conmueve esa versión rota.

Deschave

Acabo de decir que algo que escribí me gusta. A la mierda con mi cuidada imagen modesta, yo que la lustraba con tanto esmero. Me deschavé solita.

viernes, mayo 05, 2006

Enésimas

Qué palabra, enésimas. Pero es que ya no sé cuántas veces escuché esto, me parece que lo escucho desde siempre y no me había dado cuenta.

Cuento con gato

(Este cuento lo escribí hace tanto que siento que me estoy plagiando al subirlo. Pero tenía ganas de colgar algo que me gustara y que no hubiera escrito otro.)

Foto

-Qué lindos que estamos acá- dijo Estela. Te acercaste a ver la foto, un poco borrosa, un poco polvorienta, que mostraba las líneas de sus caras, las de antes. Pensaste en la frase de ella, el impensado tiempo presente de la frase. Un presente de la foto, de ese “acá” que no era éste. Desde la foto te miraban tus propios ojos, ojos de chico en verano, en vacaciones. Un incierto dolor (y es que estaban también esos otros ojos, los de él) se desperezó en vos y te obligó a alejarte y mirar otras cosas.
(uno no debería guardar fotos de su niñez, a veces se vuelven siniestras)

La foto reflejaba algún momento de algún verano que pasaron, los tres, en esa casa. Todo tenía ahora demasiada tierra encima, literal y metafóricamente hablando. Es decir, había muertes en el medio. (no, no muertes, había muertos; seamos duros y limpios: había, sobre todo, un muerto). Ahora Estela y vos estaban vivos, pero en verdad esos chicos no tenían nada que ver con ustedes. Se habían ido cuando él se fue, y con Estela se agazaparon uno contra otro. El amor, claro, pero eso vino después. Primero ese mirarse a los ojos con fuerza, tocarse, fijarse (eso, fijarse, fijarse uno y fijar al otro) que no te/se desvanezca (también).
Un gato gris, enorme y duro, pesaba en un rincón. Ni siquiera quisiste cerciorarte de que estaba muerto. Para qué. Vos sabías que Estela también lo había visto y había girado la cabeza, sabías que a veces la evasión se vuelve sólida, se corporiza.
Por las ventanas entraba la luz de la tarde. Estaban cerca de la playa, y habías dejado varias puertas abiertas, así que el viento salado y húmedo inundaba la casa.
Un ahogo, entonces. El aire se sentía más fresco en la galería. Te apoyaste en la baranda que daba al jardín, inspiraste con fuerza. Te sentiste mejor, tranquilo y despojado. (pero el gato). El gato salía de debajo de esas plantas tan verdes, mientras te miraba fijo.
(el miedo había empezado antes, pero no quisiste reconocerlo hasta ese momento, el del gato gris entre el verde del jardín, y al entrar, esos ruidos). Escuchaste ruidos y te esforzaste inútilmente en reconocerlos, pero bueno, la casa era tan grande, era natural que algunas puertas se golpearan, los goznes muy viejos y oxidados, el clima tan húmedo, los murmullos moviéndose (voces, voces, voces, por qué no decirlo de una vez), imposibles de identificar, era posible que (no) vinieran de otra casa cercana, de la calle.
Cuando le propusiste a Estela que se fueran, que ya es tarde, vos sabés cómo refresca por acá después que cae el sol, aceptó inmediatamente.
Casi corriste (casi, porque correr era aceptar un absurdo temor), cruzando la mancha verde y confusa que había sido jardín, hasta el auto. Estaba con la puerta abierta y el gato sentado en el asiento de Estela. No te miraba. Te sentaste y no se movió, pero cuando quisiste sacarlo estiró una garra furiosa. Viendo la insistencia con la que fijaba su mirada verde en la casa, entendiste que antes, en la galería, no había estado mirándote a vos. Quién sabe qué horrores lo habían paralizado, antes de que entraras y lo creyeras muerto.
Pusiste en marcha el auto y subiste por la maleza hasta situarte justo frente a la puerta, por donde debía salir tu esposa.
Durante un momento, la casa se volvió más inocente y acogedora, ahora que iban a dejarla. Esperabas a Estela en el pequeño refugio de lo cotidiano que formaba tu auto.
En cambio, salió tu madre, horriblemente joven, que te ofrecía algo en sus manos. Y sonreía, porque su hijo había vuelto a casa. También salió tu amigo, que era un chico y no había muerto, que era un chico. Arrancaste y quisiste alejarte. (¡Estela!). Estela, adentro, seguramente jugaba otra vez con las mariposas amarillas y negras. Quizás saliera también y te saludara con sus manitos manchadas. Te diste vuelta un momento para ver a tu futura, pero no, ya no, esposa por última vez. La que alguna vez, hace poco, había sido tu esposa.
Salías, despacio. El sol daba de lleno en tu cara y el flequillo un poco desparejo que mamá te había cortado. Viste, medio cegado por la violenta luz, al hombre, en el auto, y empezaste a correr. Ya se había ido, pero corrías, alejándote, cubriéndote del polvo de la calle, sin saber por qué, con tanto miedo.

miércoles, mayo 03, 2006

Paramnesia

A veces, como hace un rato, me pasa que estoy pensando en subir algo al blog y de golpe es como si me olvidara -no sé de qué, no me acuerdo-, como si desapareciera la zanahoria que yo misma me puse ante la nariz y me despertase. Quedo desconcertada entonces, me pregunto qué es esto que hago, para qué pierdo el tiempo, para qué sirve, cómo fue que escribí y publiqué tantas cosas para que las leyera gente que no conozco. Enseguida pienso que esto le debe pasar a otros, a veces, y lo escribo, y lo subo, así, rápido, antes de que se desvanezca el extrañamiento y recuerde lo que olvidé.

martes, mayo 02, 2006

Diáloco sobre cine

- ¿Vamos a ver esa peli argentina que se estrenó ahora?
- ¿Cuál, la de Caetano?
- Sí.
- Hmmm...
- ¿Por qué hmmm...? ¡Trabaja coso!
- Sí, pero también trabaja coso.
- Bueno, pero me parece que coso tiene un papel más importante.

Rompiendo películas

Leí tantas críticas elogiosas de esta peli que sé que voy a quedar como el tujes, pero bueno, qué se le va a hacer, ¿no?: esperaba más de Broken Flowers. Me gustó pero me decepcionó también. Había visto, de Jarmusch, Ghost Dog (con Forest Whitaker) y Dead Man (con Johnny Depp). Las dos me gustaron mucho. El argumento, las actuaciones, la música, todo. En la primera, un asesino profesional honorable sigue los lineamientos de un manual para samuráis. En la segunda (que es anterior, pero yo vi después), un tipo que se llama ¡William Blake! cruza el salvaje oeste y un indio cree que es el poeta reencarnado. Es un poco lenta, pero tan deslumbrante, yo qué sé, conceptualmente me gustaría decir, pero no estoy segura, dejemos deslumbrante solo que alcanza, que no importa. Ahora, ¿qué pasó con ésta? Las actuaciones son excelentes. La música también. ¿La trama dónde se metió? Empezamos bien, nos empantanamos por la mitad, al final miré a mi amiga y le dije: “¿Y eso?”. Bill Murray me encantó, pero se parecía demasiado al de Lost in Translation. Demasiado. Esto es, justo justo cuando lo que me encanta empieza a molestarme.

Una peli que vi hace poco de la que esperaba mucho pero no obtuve ni un cachito así es Match Point. ¿En serio ese menjunje insulso es de Woody Allen? El colmo fue cuando apareció el fantasma. Ahí pensé: “Ah, bueno, cerrá que estamos todos”. Ésta sí que no me gustó nada. Una pena.