En casa de otro quedó mi tomo de relatos de Beckett. Hay ahí, entre tantos párrafos que marqué -subrayé, circulé, cerqué con llaves-, uno que le leí en voz alta, a otro, una noche de junio. Hace poco volví a leerlo y resolví resguardarlo, vedarlo para mi voz, que quedase así pronunciado por mí una última vez, esa vez, como quien encierra una foto en un medallón y lo sella.
4 comentarios:
Un relicario
¡Sí! Ésa es la palabra justa. Relicario para un instante.
El libro estuvo en el estante en el que lo dejó hasta ahora que lo tengo en mis manos: cuando lo abro donde hay un marcador empieza
"Textos para nada"
Si querés venir a buscarlo, avisáme.
Valeria.
¡Valeria! ¿Me enviarías un mail? veronicaspoturno@gmail.com
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