En el final preferido para su recuerdo, Díaz Grey se deja caer a un costado de la casa, sobre la arena mojada. El frenesí del Colorado, que amontona ramas, papeles, tablas, pedazos de muebles contra la pared de madera del chalet, lo hace reír a carcajadas, toser y revolcarse; cuando respira el olor del kerosene inmoviliza al otro con un silbido imperioso y se le acerca, resbalando sobre la humedad y las hojas, saca del bolsillo la caja de fósforos y la sacude junto a un oído mientras avanza y resbala.
Juan Carlos Onetti, "La casa en la arena"
8 comentarios:
Sí, burning down.
Onetti, no conozco ese cuento...raro, pens{e ke había leido todo lo del urugua...No será esa onda de las editoriales avivada que andan editando Kafka con titulos comno "El desaprecido" haciendo creer que es un inédito recien exhumado o en todoc aso traducido en edicion ñembo recrítica d ela crítica, que al final uno lee boludo la contratapa y se trata de l viejo y manoseado primer libro inacabado del checo:"América": Claro, él siempre kiso titularlo de la otra y nueva manera!!!
Muy bueno me ha encantado, gracias.
Gracias por el coro, Puck. Ya vi también los rastros de la quemazón en Zona Tomada.
Kuru, no, che, es un Onetti auténtico. Está Díaz Grey, aunque no se menciona Santa María. Es del '49, si no me equivoco La vida breve -y por lo tanto la fundación de Santa María- es del '50. Pero me acuerdo que cuando Elena Sala en LVB le pregunta a Díaz Grey por una casa en la playa y él le responde que no hay ninguna, yo dije: "Claro, porque la quemaste" (había leído el cuento antes). ¡Ja! Sí, vi la tapa de la edición de Tusquets también y pensé lo mismo, ¿pero qué estafa es ésta?
Bueno, Jesús, qué suerte que te guste, gracias a vos por acompañar.
Exactamente de eso se trata, o de una de las dos: sacudir los fósforos o resbalar. Las dos cosas se hacen todo el tiempo, aunque en pocas ocasiones -sublimes- al mismo tiempo.
Un gusto verte resbalar por acá.
El mejor cuento de Onetti es... Ejberg en la costa!!!
Ahí fui a buscar el cuento, me tomé un rato para leerlo de nuevo. Madre mía, qué belleza, pocos como Onetti pueden repetir motivos y que la repetición no choque sino que suene como un estribillo que cada vez conmueve más, pienso claro en la cara de lluvia de Kirsten: "ella vino con su cara de lluvia; una cara de estatua de invierno, cara de alguien que se quedó dormido y no cerró los ojos bajo la lluvia"; "la cara carnosa de mujer que habrá de estar aquietándose, contraída durante pedazos de hora, trsite y fría como si lloviese en el sueño y hubiese olvidado cerrar los ojos"; "a veces con una lluvia que se agrega a la que siempre le está regando la cara a ella". Se clava cada vez más hondo. Y mucho más se podría decir, pero ahora elijo esto, este fulgor particular.
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