Vi el domingo, cuando iba para el centro, un afiche con una foto de Karina Jelinek. El otro día dije Jelinek y alguien dijo Karina, así que me paré a mirar. Posaba con esa admirable torsión de cintura de las modelos cuando muestran la cara y el culo simultáneamente. La cara le quedaba bastante chica, en comparación. Las mejillas hundidas en la base se elevaban y formaban vértices debajo de los ojos: una cara esquimal. La boca inflamada o vertida, no sé; como si sacase músculo, eso. Muy linda, confirmo.
9 comentarios:
Un disenso y un acuerdo:
La Jelinek no me gusta, Annie Hall, una maravilla.
(1 a 1, no es un mal comienzo)
¡Jua! Bueno, Carlos, Annie Hall me gusta muchísimo más que Karina Jelinek, así que supongo que vale más el acuerdo que el disenso.
Vale, sumamos otro acuerdo, dos a uno, seguimos mejorando :)
che, esto de que hables con otro Carlos, bueno, dejémoslo pasar.
Ahora: le decís de todo, la hacés quedar como una estúpida con cara de esquimal y después decís que es muy linda al final como en una exhalación concesiva. Es obvio que esta Jelinek no es la tuya, dejánosla a los cavernícolas que somos, pues.
(hola Vero, tanto tiempo)
Señorita Verónica, hay otro Carlos en su blog.
Carlos de las veintitrés: el Carlos de las dieciocho es, creo, un amigo de la casa. En base a ese creencia digo: hola, Carlos, qué tal. Me hiciste reír. Pero no, no es concesión, le queda bien lo esquimal. Hoy la vi de nuevo, parece que el afiche era una ampliación de la tapa de una revista, y me corrijo: no es tanta la torsión de la cintura como la del cuello.
Srta. Vero de las trece, convengamos que sus dieciocho son anteriores a mis veintitres, así que démosle pues, a él, prioridad horaria.
(en el mundo los relojes imponen su callada dictadura)
¿cómo hará Karina Jelinek para lograr esa postura?¿estará en puntas de pie para que la cola le quede, digamos, a la altura de los bronquios? ¿y todo ese esfuerzo, desde el dedo pequeño hasta el cuero cabelludo, cómo se le nota en la cara esquimal? ¿eh?
Los culos y las narices respingadas me producen una clase de envidia rara, como si en algún momento algo así hubiera sido posible para mí y yo lo dejé pasar. Oh dios, cuánta belleza!.
¡Jua jua! En cosas como ésas pensaba también, Dani, considerando la llanura desoladora debajo de mi espalda. Besos.
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