Leo dos volúmenes de cartas, los comparo. El primero, entre Gretel Karplus -que por la mitad del libro se vuelve Gretel Adorno- y Walter Benjamin; el otro, entre éste y T.W. Adorno. Me detengo en las fórmulas de saludo y despedida, los comentarios sobre la salud o la familia antes de entrar, como se suele decir, “en tema”, esa amortiguación. “Toda carta es sepia”, me digo, o les digo, como si con mi decir tiñese el papel.
Me voy enterando de que hasta los e-mails se van volviendo arcaicos. Me decía D., cuando le pregunté para qué usaba Facebook, que las amigas no le responden los mails, pero sí cuando les deja mensajes en el muro.
¿A quién querría dejarle mensajes en el muro, yo?
No termina de seducirme Facebook. Me dicen: la exposición no es muy distinta a la del blog; y también: no necesariamente debe cargarse con banalidades. Asiento. Asiento y me asiento. Porque soy, dicen, terca. Pero yo veo un muestreo plano allá que en los blogs tiene cierto relieve. Es bueno que las superficies de exhibición presenten algunos accidentes. Aunque disminuyan las visitas.
Quizás también, en estos tiempos, todo blog sea sepia.
Adenda: en este último mes hubo una activa discusión en algunos blogs que visito sobre el decaimiento de los blogs y la resistencia de los blogueros. Luc anuncia que vuelve al ruedo y arranca con un dicho de Pablo sobre la nostalgia de los blogueros y el desconcierto ante las mutaciones del "territorio". Un poco más tarde en su blog Pablo cita y comenta un post de Rango Finito que también se retoma en El lamento de Portnoy. Por último, leo esta mañana un artículo de Vila-Matas en El País sobre el tema. Superior al título es la frase de cierre: "los grandes blogueros llevan siempre las botas puestas".
3 comentarios:
"me gusta" ;-)
Además, el facebook es de corte netamente familiar, con toda su carga fotográfica, la gente que muesta los bepis, primer día de escuela, mientras el blog está tan desterritorializado que licua cualquier atisbo de familia que se le acerque, al grito de "este enloqueció", "esta enloqueció", "no es el de antes", "no es el que viene a los asados en mi quinta", etc, etc.
Eterno amor al blog, morir con las botas puesta, o con la bota puesta, vamos bien pero estamos mal, já.
¡Prefiero que lo escribas, Pablo!
Supongo que habría que implementar "círculos" o algo así, Carlos. Ah... justamente me gustó que en la frase final no usara, Vila-Matas, el verbo morir. No hay por qué sumarle tragedia al asunto.
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