martes, mayo 25, 2010

12 comentarios:

Mariana dijo...

Ja, que suerte la tuya Vero! Yo nunca fui dama antigua! Siempre vendiendo velas o mazamorra!
Hermosa foto.
Besos

e. r. dijo...

sos vos? ...

Anónimo dijo...

Por algún motivo que se me escapa ahora, miré la foto y empecé a buscarte. Cuando te encontré, se me llenaron los ojos de lágrimas: tenés la misma sonrisa que te agranda los cachetes. Volvió también Felisberto y sus cuentos de niños-adultos.
Val.

Gus Nielsen dijo...

Tas iwalita.

Vero dijo...

Salú la barra, a falta de la propia.
Ah, Mariana, pero yo tengo algún recuerdo de mis épocas de carapintada con corcho quemado, en el jardín de infantes.
Pero Ever, para qué conoce una a gente que la desconoce, che, claro que soy.
Y qué me decís de la papada, Val, apenas asoma pero es ya como un presagio.
Gracias Gus. Se ve que hay gente compasiva todavía.
Besos a todos.

maray dijo...

ole´!

Los mismos ojos. :)

Vero dijo...

¡Ah! Por eso tantas cosas me asombran: mis ojos se quedaron niños. Un beso, Maray.

Silvia Sue dijo...

Una preciosura gentil. Capullito urbano, ahí. Antes de la flor de ahora.

Beso.

Vero dijo...

Gracias, Sue, beso pa'ti.

inx dijo...

niña antigua, como ahora

Mandui Hu'i dijo...

Y jugabas con Mariano Moreno?
Es cierto eso que dicen de Belgrano?

Vero dijo...

Niña de muchos años, Inx, pero no de siglos, Hum.
Pensaba en eso de mis ojos niños. Qué va. Eso es lo que me gustaría. Ayer leía el cuento "El caballo perdido" de Felisberto. En la segunda mitad de ese cuento encontré la vieja fascinación por FH que no andaba sintiendo en páginas anteriores. De ahí recorto esto, por gusto, capricho:
"Mis ojos ahora son insistentes, crueles, exigen un gran esfuerzo
a los ojos de aquel niño que debe estar cansado y ya debe ser viejo.
Además tiene que ver todo al revés; a él no se le permite que recuerde
su pasado: él tiene que hacer el milagro de recordar hacia el futuro. [...] Hay un solo instante en que los ojos de ahora ven bien: es el instante
fugaz en que se encuentran con los ojos del niño. Entonces los
ojos de ahora se precipitan vorazmente sobre las imágenes creyendo
que el encuentro será largo y que llegarán a tiempo. Pero los ojos del
niño están defendidos por una inocencia que vive invisible en el aire
del mundo. Sin embargo los ojos de ahora persisten hasta cansarse."