El espejo, muchos, captándole las facciones; todos le reflejan el rostro, y usted cree que posee un aspecto propio y prácticamente sin cambios, del cual le dan una imagen fiel. Pero, ¿qué espejo? Los hay “buenos” y “malos”, los que favorecen y los que afean; y los que son apenas honestos, cómo no. ¿Dónde situar el nivel y el punto de esa honestidad y fidelidad? ¿Cómo es que usted, yo, los otros prójimos, somos, en lo que se refiere a lo visible? Usted dirá: las fotografías lo comprueban. Respondo que, además de que prevalecer para las lentes de las máquinas objeciones análogas, sus resultados apoyan antes que desmienten mi tesis, ya que se superponen a los datos iconográficos índices de lo misterioso. Aun sacados de inmediato uno después de otro, los retratos siempre serán entre sí muy diferentes. Si nunca prestó atención a eso, es porque vivimos, de modo incorregible, distraídos de las cosas más importantes.
3 comentarios:
Qué desastre esta traducción. Ni ganas me dan de cambiar "prevalecer" por "prevalecen". Sí de agregar esta frase, aunque sea en este rincón de los comentarios:
Lo supe: nuestros ojos no tienen fin. Sólo ellos se mantenían inmutables, en el centro del secreto.
Aquí encuentro el "reflejo" recompuesto del "nonnons" (aunque la ligera distorsión de cualquier traducción, la altere como una fina onda de agua alejandose)
Sí, me sorprendí cuando vi el post en el blog de Inés haciendo referenica a los dos posteos. Como el nonnon de Nabokov, apunta a lo extraño (pienso en las categorizaciones de Todorov, claro). Lo de la traducción era una autocrítica: leía en portugués y traduje apresurada y torpemente. Ja, el buey solo bien se saca el cuero.
Publicar un comentario