viernes, junio 16, 2006
Genealogía y Mitología
Fuentes fidedignas confirman el lejano pero indudable parentesco entre la Plaza y el Infierno. Los lazos son más bien piolines o tiritas deshilachadas que se pierden entre dos crucecitas. Las madejas se enredan porque comienzan en madres con nombres dignos de integrar mitologías: Máxima y Elénica. Seguir los intrincados rastros de la sangre se torna difícil, porque los apellidos, patrimonio de los varones, cambian de un charco al otro (hay belleza en la idea de que el apellido no se propague a la descendencia, de que los hilos se hayan tendido principalmente entre mujeres). Desde el humo del tiempo y la distancia, una mujer (mi abuela) recupera y teje nombres poéticos y me los hace llegar a través de otra (mamá). En los amplios cielos de lo virtual otras dos mujeres se abrazan.
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