Domingo, encuentro de lectura de El Interpretador: “Sucedió una de las dos catástrofes originadas por minucias de las que habla Mayral: ganas de escribir algo, no Bic, no papel. Nora invita a una chica que está sola a que se acerque a nuesta mesa. Aprovecho la boleada para preguntarle si tiene papel y birome. Me da dos papelitos que arranca de un anotador, sobre uno escribo, describo: caja roja, mesas con manteles negros, lámparas de bronce y vidrios esmerilados, del tiempo de la abuela. Tomamos Gancia. De a ratos llega un olor bastante definido a aspirineta, lo que refuerza el ambiente viejo y teatral. Al escenario llega una escalera desde un entrepiso. Le digo a Nora que tendrían que bajar por ahí todos los escritores con vestidos de novia.
Ahora va a leer Oliverio Coelho. Pero es el tercero. Se enumeran sus muchos premios. Habla de su currículum llamándolo “prontuario”. Qué suerte que diga tetas y no pechos. Una prostituta nada 100 largos para una pareja de viejos. Me gusta. No llego a escuchar si es de Los Invertebrables o de Promesas Naturales. La gente está inmóvil como en una foto. El conejo tiene ojos de chiflado. Ahora termina, aplauden.
Tocan música, guitarra y bombo. El aire queda atravesado, espadeado en esta caja roja, se desplaza con cada golpe en el parche, pero nosotros somos como estatuas. El parche vibra, toda la caja roja resuena. El guitarrista es excepcional, delicado hasta cuando toca un gato, lo que parece difícil.
Miro a la gente con un poco de pena. Por mí también, claro. Nadie se pondría a bailar acá. Son todos tan juiciosos.
El presentador es muy gracioso. Lee Incardona. Un cuento simple y directo. Se llama “La culebrilla” y está ambientado en Villa Celina. Me acuerdo de que leí una crítica a un cuento suyo. No era muy bueno el cuento, es cierto, pero la crítica era miserable. No entiendo cómo puede haber gente que a veces parece inteligente y sin embargo se toma tan en serio.
“No hay peor error para un escritor que tomarse en serio”, dice el presentador justo cuando escribo la frase anterior. Me sorprende la coincidencia.
Cucurto escribe poemas, también basándose en crónicas barriales. ¿Será que ahora hay que escribir así? Once. Una zapatillería. Por ahí lo menta a Pasolini. Claro, mucha influencia de Pasolini en ese reclamo por el alma de un chico de barrio.
“Éste es el momento under”, dice Nora cuando sube Pablo Dacal. Hay algo reconocible en la voz, bajo esos raros peinados nuevos. Ya sé. Es que ahora todos suenan como Pity (y el Pity cada vez más parecido a Calamaro). Algo se le atranca en la garganta, pero no sé, quizás él interponga ese obstáculo a propósito, para sonar así. Amor es un monstruo”.
Me parecieron gente sencilla y tranquila, entusiastas (y si no, cómo), pero no se dan ínfulas. Hay un chiste conocidísimo que dice que un argentino, para suicidarse, se tira de lo alto de su ego. Ni hablar de los escritores. En los blogs considerados literarios suele ser muy evidente, me fastidia tanto. Bueno, no vi eso acá, al menos no anduvieron bandereando lo maravillosos que son, lo alejados que están del resto de los mortales y lo incomprendidos que se sienten. Cucurto terminó de leer, pidió cumbia y bailó con ganas (y con una chica). Cuando salimos estaba Incardona en la puerta. Dijimos estuvo muy bueno, se quedó a conversarnos un minuto, dijimos sí, vamos a venir de nuevo.
14 comentarios:
a dónde fuiste? lo más lindo de todo el Gancia y la descriptiva que entra y sale como aguja de costurera.
si lo marginal está de moda, Plaza Constitución es re fashion.
lo marginal no estaba de moda para Picabia?
Eh, pero yo pensaba que era clarísima. Es un registro del encuentro de lecturas de El Interpretador, en un bar de San Telmo. Ahí los puse al costado. Fijate los dibujos manga macabros en su página. Qué impresión. Rico el Gancia, pero ni una empanada para manducar. Sí, con Villa Celina y Once, Plaza Constitución andaría bárbaro. Al Picabia no lo tengo. Beso.
Picabia andaba tumbado entre surrealistas y dadaístas, fumando seguramente opio y alternando con cuanta alternadora existente por sus pagos.
"Empieza a escribir poesía, que simultaneará en lo sucesivo con la pintura, y establece contacto con Tristan Tzara y el dadaísmo de Zurich, Berlín y Colonia. Entre 1920 y 1924, Picabia será, con Tzara, Breton y demás personajes próximos a la revista Littérature, el alma del dadaísmo en París. Participa en casi todas las revistas y exposiciones importantes de Dadá en todo el mundo -la Feria Dadá de Berlín o las exposiciones de la neoyorquina Société Anonyme-, y en adelante se le asociará ya con este episodio. Alérgico a todo movimiento organizado, empieza a exponer juntos cuadros mecanomorfos y españolas con matilla con afán provocador y a tratar ostensiblemente a personajes estigmatizados por la vanguardia.
Cuando Breton funda en 1924 el grupo surrealista a partir del núcleo de Dadá París, Picabia se distancia, aunque no rompe del todo sus relaciones con ellos.
Sigue escribiendo -Jesús-Christ Rastaquouére (1920) , Caravansérail (1924)- y desplegado una gran actividad -guiones y escenografías para el ballet Relache o la película Entr´acte-, al tiempo que continúa su obra plástica ante el desinterés de la crítica."
después me fijo eso de los tachitos que me mandaste ayer, ando a mil, no tengo mucha idea pero prometo revisar.
de los tachitos ni señales, dónde los ves? usas Mac? algún navegador que no sea Explorer?
"¿Usás drogas pesadas? ¿Te fumaste el opio de Picabia?", te faltó decir. ¡Ah, los muy hijoputas me quieren volver loca, ahora no los veo más! Los tachos contra mí. Gracias por el dato de Picabia, profundizaré.
Ya está, aparecen cuando me identifico. Debe ser así, debe ser que soy chambona. Gracias igual.
Y yo acá. Una boba.
¿Qué carajo son esos tachitos?
Uds. no me explican nada, yo soy de provincia, vengo a ver y me discriminan...
Viva la santa Federación, che, y mueran las salvajes unitarias Aydexa y Vero.
Que lo parió.
Sólo entré al blog por lo del "infierno de nuestro descontento"...
felicitaciones.
¡No, Silviasú, no se me ofenda! Es una pregunta que le hice a la Aydesa por unos tachos que aparecen al lado de los comentarios. Pero me di cuenta que sólo yo los veo (¡aisí dedpípol!) y eso cuando me identifico, por ejemplo ahora en unos segundos cuando meta este comentario. Aparecen desde que Dock borró algo, una vez.
Tocaya, no sé bien por qué me felicita pero gracias, siempre viene bien.
Ahí está, puse bien..bien, tendría que darle utilidad a los tachos. Pero no.
No es justo que todo haya comenzado con una descripcion del encuentro del Interpretador y termine en el tachito... !you sidedpipol!
Hola Vero!
Te explico acerca de los tachitos.
Sirven para borrar, una suerte de mandar a una papelera de reciclaje de la que nadie puede rescatar nada y sirven cuando uno está arrepentido de la burrada que acaba de escribir.
En efecto: sólo se ven cuando uno está registrado, "logueado" según la jerga.
La potestad de borrar comentarios la tiene el administrador del blog y el que dejó el comentario bajo su identificación de blogger, no así el resto, que suele firmar simplemente con su nombre.
Al ademinsitrador le cupe incluso una potestad adicional, cual es la de eliminar el comentario "definitivamente". Cuando usa esa opción, luego de dar la confirmación, no queda ningún rastro del comentario. Caso contrario aparece la leyenda "el administrador/el autor ha suprimido este comentario".
Espero haber sido claro.
¡Gracias, Fander! Ay, me pongo colorada de la vergüenza. Justo acabo de publicar algo sobre lo inútil que soy para estos menesteres. Inicialmente le pregunté a Aydesa en un e-mail (para no andar exponiendo mi bestialidad por estos pagos más de lo que está en los posts) y ella me contestó acá en el blog, por eso no se entendía nada al principio. Besos.
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