Hoy le pregunté a mamá si lo que me acordaba era así o lo había soñado. Me dijo que era peor que eso. Llegaban al barrio con megáfonos avisando que no se acercaran a las ventanas porque había un “operativo”. Así que no era sólo su dulce voz diciendo “Chicos…”. Mamá dice que se acuerda de Marcelo, mi hermano, que tendría alrededor de 10 años, gateando en cuatro patas por el pasillo de casa, donde no había ninguna ventana, pero por si las moscas. También de los gritos de una chica que se llevaron de la columna de al lado, pasaron por la terraza (yo vivía en un barrio de monoblocks) y bajaron en el ascensor de nuestro edificio. “Eso lo tengo grabado”, me dijo. Pienso en lo que debe haber sido eso para mis viejos, en lo que sería ahora para mí. En Operación masacre (la leí hace muchos años, no puedo ser muy específica), alguien juega al ajedrez, para, ruidos, se llevan gente, él está del otro lado, detrás de una persiana cerrada, escucha. Yo leía y pensaba “pobre tipo, tener que escuchar eso sin poder levantar un dedo”. La impotencia en ese instante debe ser algo tan doloroso, un veneno que deja sus marcas en las tripas, algo de lo que uno no se puede recuperar nunca del todo.
Hoy, en canal 7, van a hablar sobre el papel de la justicia y la iglesia en esos años.
2 comentarios:
siempre me pregunto que pensaban nuestros padres en ese momento. que pudieron hacer, cuanto miedo tuvieron.
Oooops, hay mucho que leer - mañana!
sin falta.
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