miércoles, mayo 30, 2012

El efecto mariposa

Hasta que llegó el amanecer, dijo Austerlitz, estuvimos aquella noche de verano en la hondonada de la montaña, muy alto sobre la desembocadura del Mawddach, mirando cómo las mariposas, quizá unas diez mil, estimó Alphonso, acudían volando. Las estelas de luz, admiradas sobre todo por Gerald, que parecían dejar tras sí en diversos anillos, serpentinas y espirales, no existían en realidad, explicó Alphonso, sino que eran sólo huellas fantasma causadas por la pereza de nuestros ojos, que creían ver aún cierto resplandor en el lugar de donde el insecto,que sólo había brillado una fracción de segundo a la luz de la lámpara, había desaparecido ya. Eran esos fenómenos irreales, dijo Alphonso, el relampaguear de lo irreal en lo real, determinados efectos de luz en el paisaje que se extendía ante nosotros o en los ojos de una persona amada, los que inflamaban nuestros sentimientos más profundos o, en cualquier caso, los que considerábamos como tales.

W.G. Sebald, Austerlitz

13 comentarios:

carlos dijo...

Bueno, entonces el cine no es más que pereza de nuestros ojos para desprenderse del fotograma anterior (ilusión de continuidad).
Teresante.

Vero dijo...

¡Oh, pero si en el cine hay continuidad! La ilusión ahí es la del movimiento. "El relampaguear de lo irreal en lo real". Es muy pero muy bueno este libro de Sebald, mucho más que interesante, Carlos.

Pablo Seguí dijo...

Mmmm... No suena a prosa linda. Suena a prosa filtrada. Claro: la tradujeron al estándar de las traducciones. No sé: sufro el macanón de no bancarme leer traducciones, ni siquiera de narrativa...

Vero dijo...

No puedo estar de acuerdo en lo primero, para mí es linda prosa. Trabajosa prosa, eso sí, para el traductor: Sebald se deja estar en oraciones interminables, con muchas proposiciones incluidas, sintaxis abigarrada. Admiro a Miguel Sáenz. Hace unos meses, unos posteos atrás, comenté que leí con mucho placer su traducción de El castillo, de Kafka.
(Y voy a decir acá lo que más me impresionó de ese fragmento: habla de "el relampaguear de lo irreal en lo real, determinados efectos de luz [...] en los ojos de una persona amada". No esperaba esa figura en medio de una descripción del vuelo de las polillas. Ah, este Sebald... Y después: "los que inflamaban nuestros sentimientos más profundos" que vuelve a la observación anterior casi una cursilería, y en seguida el cáustico doblez del final: "o, en cualquier caso, los que considerábamos como tales". Maravilla, maravilla)

Pablo Seguí dijo...

¿Será que, de nuevo una vez más, tendría que agenciarme el Sebald en cuestión y entrar en el clima de la narración o lo que en su caso sea?

A primera vista --leído, así, en frío, fuera de corriente de sus páginas -riacho, torrentada: lo que fuere-, sino como fragmento inerte--, repito: no me atrae. Y eso que lo volví a leer, intentando ver de qué me hablabas.

(Insisto con algo, nuevamente: no soy lector habitual de esta prosa: la traducida, su lenguaje. Digo: tengo ese handicap.)

Vero dijo...

No recomendaría Sebald al tun tun. Te dije Walser la otra vez pero porque intuía que podía agradarte -te leo, Tam, desde hace bastante. La lectura, cada lectura, es diferente, está dicho hasta el cansancio. Y cuando uno lee una traducción, ya está leyendo una lectura de otro, además, mediada por la adaptación en un juego de encastres donde los orificios no tienen la misma forma de las piezas a introducir: hay que forzar las formas, siempre -con perdón de la figura... Me es ajeno el alemán, así que lo que conozco es el reflejo de Sebald en el español de Sáenz. Soy consiente de que el juego está falseado, pero lo acepto así para que algo me llegue. Pero entiendo a lo que vas y agradezco que leas con detenimiento.

Pablo Seguí dijo...

Como que son opciones, ¿no, Vero?, de lectura... Quiero decir: los libros que uno se agencia tienen que ver con una búsqueda que se inició, en la vida de cada uno de nosotros lectores, hace quichicientos años ya. Yo soy fanático de Grass, por caso. En general, las traducciones que de él he leído me copan: su prosa, digo. Y es cuestión de optar por el lenguaje: ya no importa si el texto es original o traducción, ¿no?, cuando uno se ha hecho del tono del traductor, su estilo, su prosa como género desarrollado entre esos, ¿los llamaremos así?, escritores. Como que habría diversas escuelas de traducción, y algunas nos suenas horribles: sus productos.

mario skan dijo...

Los anillos de Saturno fue lo primero que leí de Sebald, me enganchó el título y después lo que venía adentro, historias de arenques, ánforas y caminantes que salen para cualquier lado. Como la lectura que hacía era de la pc pasó un tiempo para darme cuenta que sus libros venían con ilustraciones, como en el blog de Chejfec, donde asoman las fotos de Baroni, un viaje. Chejfec escribía sobre Sebald ? En mis dos mundo, el narrador camina Algo similar ocurres en varios libros de Sebald.
saludos

Pablo Seguí dijo...

(¡Qué interesante lo que comenta mario skan...!)

Vero dijo...

Mario, ése también fue el primero que leí de Sebald. Y más o menos como vos, leí una copia que me pasaron en Word, sin fotos -aunque yo tuve facilidades para imprimir, por suerte, y esquivé la lectura de pantalla. Y ya que hablamos de fotos, le saqué una a la copia, está acá, interceptada por la cabeza de mi gato Julio, que ya no está con nosotros... quiero decir que se murió, como diría uno: http://elinfiernodenuestrodescontento.blogspot.com.ar/2007/02/el-efecto-de-irrealidad.html
La sensación que tuve fue que Sebald se largaba a caminar, se detenía y balconeaba el paisaje, pero ese paisaje, amplísimo, que tan agudamente observaba, era interior. Me gustó mucho. Leí después el volumen que sacó a 10 mangos Página 12 el año pasado de Sobre la historia natural de la destrucción y compré un ensayo -excelente, "emocionante por emocionado", recuerdo que dije y así me sigue pareciendo- sobre Walser a principios de este año. Manoseé también hace unos meses en el Goethe los tomos de Camposanto y Pútrida Patria, pero los ojeé nomás, leí ensayos sueltos, sin recorrerlos del todo. Así que no es un autor que conozca a fondo. Sí puedo decirte que no recuerdo que Los anillos... me haya provocado la conmoción de Austerlitz. Es una novela enorme.
Y acerca de las voces de los traductores, Tamarit, es tal como decís. Para mí Sáenz es un buen intérprete, pero el oído de cada uno reaccionará de distinta manera, y está muy bien.
Gracias por los comentarios.

Pablo Seguí dijo...

¡quién es ese muerto...!

Vero dijo...

Alonso Quijano el muerto, Cervantes el uno que diría.

Pablo Seguí dijo...

... | "Los trabajos de Persiles y Segismunda". Al menos el prólogo...