Ayer en el 108 concluí que alguna gente guarda de los últimos fríos de un año a los primeros del otro la ropa sin lavar y una mañana fresca agarra la desprevenida ropa y se la encima y así sale. En las apreturas del colectivo esa gente como tantos del resto que sí lava sus ropas se ve en la necesidad de alzar los brazos y exponer los sobacos donde aun bajo capas de ropa hacendosas glándulas se encargan de remozar con sudor fresco el otro estacionado durante varios meses en cavas de madera por lo que ha cobrado un matiz acre.
2 comentarios:
¡Qué herrrrmosura de texto! -pese a los vahos.
Un beso, che Vero.
Cha'gracia, Fander. Y qué gusto verte por acá.
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