lunes, marzo 31, 2008
Ya que estamos en el tema
Hablando de vivir absurdamente: la semana pasada me encontré con Nori (recién llegada de Perú) y Lau en mi bar preferido del centro, donde la vida es buena; cuando Nori andaba por la altura de Cuzco escuché los acordes de una de Zeppelin, me eyecté de la silla y con firme y decidido paso me dirigí al lugar de donde parecían emanar; en The Cavern había un concurso de bandas de covers; volví al bar y les dije a las chicas que era necesario que fuéramos; nos llevamos el resto de vino, sobornamos a la de la boletería con una galletita peruana (yo le había ofrecido chocolate en rama barilochense y había dicho no, cómo tira la xenofilia); un rato más tarde, ya con Laura ida, es decir sin Laura, escuchamos con Nori a una banda que versionaba a Creedence; el cantante llevaba una peluca levemente pelirroja y fuertemente casquiforme; cuando volvía del baño me crucé con una cucaracha presurosa y le sonreí.
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