Tengo unas ideas que van y vienen, me siento a apresarlas, aprovechan y se escapan y tengo que correrlas, pero cuando las alcanzo están cansadas, y si llegan a traducirse en escritura, lo que no siempre pasa, no son ni la sombra de lo que fueron.
11 comentarios:
Anónimo
dijo...
Estos días a pesar del calor y del golpe que el mismo ejerce sobre mi al salir del laburo (donde hay aire acondicionado), camino al menos 15 cuadras hasta llegar a casa. En esos momentos me vienen ideas, pero al entrar a casa y sentarme frente al teclado ya están derretidas.
tal vez (pero sólo tal vez) no haya que correr tras las ideas ni tratar de apresarlas, sino dejarse estar, dejar que sean ellas quienes hagan presa de nosotros...
Llevá cuadernito, Mariana, para agrrarlas sólidas. Ah, hoy amaneció acondicionado el aire, por suerte. Luis, me dejo estar y me rondan (tampoco son gran cosa, ¿eh?), pero el tema es cuando intento trasvasarlas, ahí se retoban.
Hola, dulce. Estoy de acuerdo con Bardamu. Tenés que quedarte quietita y dejar que ellas vuelvan solas (que vuelven). Y después dejá que los demás digan si son o no son gran cosa. El cuento de la bañera y los cuchillos está muy bueno. Besos.
"[...] Tomatis cree que, como sucede con tantas otras cosas, lugares, objetos, amores, como la anticipación imaginaria de la experiencia es siempre más intensa que la experiencia misma...", (La pesquisa, J.J.Saer, 119). Se aplica, también, al pensamiento y, por ende, a la experiencia de la escritura...
Gracias, u.v.t. Lo tuyo es la arqueología, che, eso ni me acuerdo por dónde estará, debe ser de los primeros posteos. Quiero decir: te agradezco la apreciación y el interés para llegar hasta ahí. Ema, un lujo tus comentarios para este blog. Fui a buscar el libro, claro (pág. 118 en mi edición). Habla de la expectativa de Pichón, diluida en la experiencia. Se aplica perfectamente, como decís.
digo que hay que escibirlas, y hacerlo tan entregado, que sientan pena de no quedar impresas y se vayan entregando, al menos como las "puntas de un iceberg", lo que se lee o se ve es lo menos, lo más grande está bajo la superficie y eso: esta en la cabeza del que lo lee
11 comentarios:
Estos días a pesar del calor y del golpe que el mismo ejerce sobre mi al salir del laburo (donde hay aire acondicionado), camino al menos 15 cuadras hasta llegar a casa. En esos momentos me vienen ideas, pero al entrar a casa y sentarme frente al teclado ya están derretidas.
tal vez (pero sólo tal vez) no haya que correr tras las ideas ni tratar de apresarlas, sino dejarse estar, dejar que sean ellas quienes hagan presa de nosotros...
Llevá cuadernito, Mariana, para agrrarlas sólidas. Ah, hoy amaneció acondicionado el aire, por suerte.
Luis, me dejo estar y me rondan (tampoco son gran cosa, ¿eh?), pero el tema es cuando intento trasvasarlas, ahí se retoban.
Hola, dulce.
Estoy de acuerdo con Bardamu.
Tenés que quedarte quietita y dejar que ellas vuelvan solas (que vuelven).
Y después dejá que los demás digan si son o no son gran cosa.
El cuento de la bañera y los cuchillos está muy bueno.
Besos.
"[...] Tomatis cree que, como sucede con tantas otras cosas, lugares, objetos, amores, como la anticipación imaginaria de la experiencia es siempre más intensa que la experiencia misma...", (La pesquisa, J.J.Saer, 119). Se aplica, también, al pensamiento y, por ende, a la experiencia de la escritura...
Gracias, u.v.t. Lo tuyo es la arqueología, che, eso ni me acuerdo por dónde estará, debe ser de los primeros posteos. Quiero decir: te agradezco la apreciación y el interés para llegar hasta ahí.
Ema, un lujo tus comentarios para este blog. Fui a buscar el libro, claro (pág. 118 en mi edición). Habla de la expectativa de Pichón, diluida en la experiencia. Se aplica perfectamente, como decís.
... también en la mía 118... y bueh... :)
Qué viva, siempre las mejores son las que se escapan. Lo dice Homero Expósito en su tema "como es mejor el verso aquél que no podemos recordar"
O eran mejores pero se desgastan en el camino.
(¿Escuchaste Vete de mí por Caetano?).
digo que hay que escibirlas, y hacerlo tan entregado, que sientan pena de no quedar impresas y se vayan entregando, al menos como las "puntas de un iceberg", lo que se lee o se ve es lo menos, lo más grande está bajo la superficie y eso: esta en la cabeza del que lo lee
una taza de té y un gesto
m
Qué bueno esto que decís, Mario.
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