No escribas hasta no haber tragado hoja tras hoja toda esa biblioteca a tus espaldas y otras más, no escribas hasta ver si lo que escribiste, o mejor, hasta corroborar que lo que escribiste fue dicho mil veces, hasta que te hartes de tus ideas, de haber oído tantas veces tus ideas en otras voces que el asqueo te despoje. Desnuda de ideas como naciste. Después de enloquecerte como lo hacés con libros, y hasta a veces sólo con una frase (“fuga agamuzada de la araña” dijo Norah Lange y yo me estremecí), salite de una vez de los paréntesis que te escudan, temblabas, por qué, porque no hay palabras más conmovedoras que las que rozan lo que no se puede decir, eso, lo rodean, “fuga agamuzada de la araña”, dijo, y pudiste sentir las patitas velludas. No escribas hasta que las palabras te caminen y te ericen la piel en la fuga agamuzada de la araña.
9 comentarios:
Me gusta eso de que el asqueo te despoje (me gusta el anagrama a que se presta asqueo). Sin embargo, me viene a la mente un viejo amigo que opinaba lo contrario: no podés esperar a leer todo lo que hay para leer para ponerte a escribir.
La escritura es lo ke lee?
"la" que lee, plis, sorry!!!
Todos los libros o ninguno, decía otro amigo de Pablo o alguno mío que ya olvidé. De todos modos tus bandos, Vero, siempre son como agamuzados.
La noción "límite" del análisis matemático es muy simpática para nombrar lo que se dice y lo que no y lo que es brillante y raramente entrevisto.
¿La escritura es la que lee? No más de lo que escribe la lectura, K. Lengua es todo, digo, qué sé yo. Mis ocupaciones últimas son tan otra cosa, putamadre. Pero extraño todas estas arañas, ñata.
No me había dado cuenta, Pablo: asqueo-saqueo/despojo. De tanto saquear me despojo. Está bueno, ¿eh?
La escritura lee, sin duda.
Bueno, es que el jueves mi amiga Nori me devolvió La Náusea y me puse a leerlo en el bondi (y llegué a casa y seguí). Me di cuenta de cuánto me había influenciado. Pensé, después: si leyese muchos pero muchos libros más, si entre ellos encontrase varios que me atravesasen con esa intensidad, la saturación de influencias me vaciaría. Entonces, pensé, podría escribir, no digo un libro, no sé, una frase así de potente. Y fui y anoté eso, como si graficara un grito. ¿No se nota que me atropello un poco?
Besos, besos.
Pero Vero no habla aquí de "leer todas las bibliotecas", sino de "hasta que". Hasta el satori, como quien dice. Coincido con el postulado, sólo que diría que hay que agotar y extenuar la pluma hasta que surja algo. Ese haber tragado hoja tras hoja se refiere más bien, yo creo, a haber llegado a ser esa instancia de "puesta en obra de la verdad" de que hablaba Heidegger. Es una ascesis, diríamos.
Gracias por la lectura atenta, Franco. Aunque siento que palabras como satori y ascesis me quedan grandes. Un beso.
es bellísimo el puro grito, Vero.
Gracias, bellísima.
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