Nunca escribo los libros más que con lápiz, así como nunca doblo las puntas de las hojas. No me gusta dejarles cicatrices indelebles. Pero el jueves escribí con resistente tinta de birome líneas dictadas por otro en
un libro de Machado de Assis y lo dejé ir. Stella me miraba como si me hubiera vuelto loca (es decir, como si no me conociera), me hacía preguntas. Le dije: “Dejá de hacer bardo que van a venir a alcanzármelo diciendo que me lo olvidé, después te explico”. Después le expliqué. Se rió. Yo también.
2 comentarios:
"cicatrices indelebles". "resistente tinta de birome". Qué placer me da leerte!
¡Hey! ¡Muchas gracias!
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