Ayer, en la Lugones, escribí esto, en el cuadernito que siempre llevo encima: “Casi nada del olor murcielagoso que antes siempre encontraba, tengo que respirar hondo y rastrearlo, ayudándome con el recuerdo. Y definitivamente puedo asegurar que falta el golpe del aire húmedo y frío, el lengüetazo helado al entrar. En fin, todo eso que casi me hacía sentir que estaba en una caverna, hace unos años. Un hombre se mira los zapatos. Escenografía imprecisa. Cielo grisáceo. Escombros: un basural. Pero lo peor está en el cielo, es de verdad abominable. Qué rápido hablan y cuántas palabras para no decir nada. Si me siento después de haberme parado parecerá que claudico, dice Pozzo. Parece algo de Kafka. Bah, después de todo, esa espera infructuosa, ¿no recuerda ‘Ante la ley’?”
PS: Se me fue la mano con el hermetismo. Martes y miércoles pasaron en la Lugones pelis basadas en textos de Beckett. Vi "Esperando a Godot".
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