viernes, septiembre 22, 2006

Tu sombra hiende la distancia

Hoy que ya es ayer, un par de horas atrás de este momento en que las teclas cloquean, Spinetta terminaba de tocar “Durazno sangrando” (pensé en lo precioso e irrepetible del instante, pensé en que nunca antes ni después su pelo voló ni volará así con el viento al cantar “y la canción que escuchas tu cuerpo abrirá”), la gente aplaudía. Me pareció un acto de duraznosa dulzura criminal sangrante que él dijese con su voz de fuelle siempre soplando: “Muchas gracias, son muy amables”.

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