No deja de maravillarme la repetición en diferentes caras de ciertos ardores comunes. Hoy, en el colectivo, presencio la reacción de una (imagino, soy mandada para el delirio) ex pareja ante la irrupción de nuevas relaciones sobre las cenizas de la anterior (“che, acá se está encendiendo una brasita”; “sí, pero no es para tu asado”).
Él: ¿Qué estudia?
Ella: Ya se recibió.
Él: ¿Pero de qué?
Ella: No sé, algo como Administración de Empresas.
Él: Contame, quiero saber todo.
[…]
Él: Anoche me acosté con María (o Marisa) por primera vez.
Ella: Está bien, si te gusta…
Él: No.
Ella: Entonces para qué… [ininteligible, en un tiro escucho la palabra garchar, ella suena molesta. Ay, nena, cómo caíste, metiste las cuatro patas].
Quizás mi rabia contra las charlas por celular sea bien miserable: pura frustración de mi pasión por el voyeurismo.
6 comentarios:
Actuaban para vos. De cabeza
Vos sabés Ramiro que pensé algo así al principio (y por el final también). Porque hablaban con voz estentórea (la voz teatral es así, ¿no?, estentórea, resonante, es decir, no gritaban, pero por ahí andaban). La mitad del bondi al menos los miraba, y ellos como si nada. Y bueh, estaba incómoda para sacar un libro y leer, así que fue entretenido. Se olvidaron de pasar la gorra antes de bajarse.
Una vez viajando en micro eescuché la conversación de dos policías que iban sentados en el último asiento.
Uno le dice al otro, la gorda me gusta pero no da para llevarla a bailar.
Antes de bajarse le sonó el celular y dijo: estoy llegando, preparaste la comida.
Supuse que ni siquiera le estaba hablando a la gorda entes mencionada sino a la esposa.
Una escena que hubiera preferido no escuchar. Concluí pensando, claro cana tenía que ser.
(aclaración: supe que eran policías cunado los ví descender del micro)
Mariana, por ahí la gorda era la esposa, quién te dice.
Pero igual, te aseguro que esas expresiones no son para nada privativas de los canas, similares gansadas le he escuchado por casualidad mientras mientras riega sus plantitas, al diputado que vive enfrente de mi casa.
Vero, sólo decirte que me encantó que vinieras anoche...como no tengo tu mail y de celular ni hablar te lo digo por aquí.
Un beso!
Más encantada quedé yo, Silvia. Un beso.
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