miércoles, mayo 16, 2012

"Terminado, el libro empieza"


Más allá de ese primer acercamiento a través de Aura, que me llevó a cambiar en un cuento que quise siniestro el “yo” por el “tú” para verlo cobrar un matiz de amenaza, de inminencia, porque esa segunda persona introduce un tono que se parece al del modo imperativo; más que el susto por Chac Mool desde el tomo de Los días enmascarados que todavía pervive como nuboso estremecimiento; por encima de la más conocida y sin duda mejor La muerte de Artemio Cruz; me quedo con Cambio de piel, una novela asombrosa, exigente, que durante unos cuantos días me mantuvo suspendida en esa vida breve que ofrecen los buenos libros y tomé esta mañana de la biblioteca no sin alguna aprensión ante el riesgo de que volviese a entramparme.

Estamos tan solos y cansados. […] Y yo sólo quiero escribir, un día, lo que me han contado. Bastante es lo que me dicen y escribirlo significa atravesar todos los obstáculos del desierto. Toda novela es una traición, dice mi cuate Pepe Bianco, encerrado entre pilas de libros en su calle de Cerrito allá en B. A. Es un acto de mala fe, un abuso de confianza. En el fondo, la gente está tan contenta con lo que parece ser, con lo que sucede día con día. […] ¿A qué viene esa puñalada trapera de escribir un libro para decir que la única realidad que importa es falsa y se nos va a morir si no la protegemos con más mentiras, más apariencias y locas aspiraciones: con la desmesura de un libro? La verdad nos amenaza por los cuatro costados. No es la mentira el peligro; es la verdad que espera adormecernos y contentarnos para volver a imponerse: como en el principio. Si la dejáramos, la verdad aniquilaría la vida. Porque la verdad es lo mismo que el origen y el origen es la nada y la nada es la muerte y la muerte es el crimen. La verdad quisiera ofrecernos la imagen del principio, anterior a toda duda, a toda contaminación. Pero esa imagen es idéntica a la del fin. El apocalipsis es la otra cara de la creación. La mentira literaria traiciona a la verdad para aplazar ese día del juicio en el que el principio y fin serán uno solo. Y sin embargo, presta homenaje a la fuerza originaria, inaceptable, mortal: la reconoce para limitarla. No reconocerla, no limitarla, significa abrir las puertas a su pureza asesina. Si no, mamá grande, todos seríamos idénticos al excremento: ésa es la Verdad.

Carlos Fuentes, Cambio de piel

4 comentarios:

e. r. dijo...

Veronique!
Por amor necrológico voy a leer cambio de piel ahora...

Vero dijo...

Ever, es algo que hago cada vez que muere un escritor que aprecio: repaso algún libro que me gustó, como forma de recordarlo y agradecer que haya pasado por acá -quiero decir: por mí. Amor necrológico, por qué no.

pc dijo...

Lo que pasa es que Carlos Fuentes tiene razón.
No tengo ningún problema en reconocer que tiene razón.
Ese es un problema: lo curioso es que cuando uno dice esas cosas, te tratan de loco, de exagerado...
Entiendo mucho más a tipos como Carlos Fuentes que al resto de la gente (personas que uno encuentra por ahí todo el tiempo).
Salud

Vero dijo...

La gente que no es considerada loca ni exagerada me resulta difícil de soportar.