- Nadie está contento.
- Pero es distinto. Nosotros nos damos cuenta; y si no nos volvemos idiotas de golpe, sabremos siempre que tenemos asco y por qué. Este es el problema. Pensá en todos los años que nos esperan de no estar contentos y de vivir entre dos mil millones de bestias con olor a oveja.
- Y a chivo. Pegate un tiro si no te gusta. No hay otro camino; solo que vos también llegues a oler a oveja, gallinero, perro o señora que limpia en zapatillas. Sin tener el alma con algunos de esos olores domesticados no se puede estar contento. Nadie puede.
- ¿Seguro?
- Nadie.
- Porque yo busco, siento que tiene que haber una alegría... Pura, salvaje. Alegría alegre. Algo animal, pero consciente, y algo de estar solo. ¿Entendés? Y aunque no entiendas. Yo la busco, me mantengo nada más que para seguir buscando.
- Li te ra tu ra.
- Y tiene que estar escondida en alguna cosa de la vida. Si no existiera yo no podría buscarla.
- Literatura, niños. Vas a terminar encontrando cualquier cosa y te vas a quedar contento vos también. Alegría pura salvaje animal. Pero vas a apestar a oveja y no te vas a sentir el olor. Como los otros. La única manera de ser leal y decente es no transigir, no alegrarse, estar siempre asqueado y contra todo. Que vengan los años, voy a andar arrastrando las patas pero siempre alerta; con solo mirar reconozco la inmundicia de todo. Cuando me quieran engañar escarbo y escarbo. Tengo fe en la inmundicia y escarbo hasta encontrarla. Entonces me quedo tranquilo y muestro los dientes.
Juan Carlos Onetti, "Los niños en el bosque"
5 comentarios:
Abate, ¿no?. La verdad está entre paréntesis. Sin recurrir al diccionario, para mí abatir es una operación gráfica, o espacial, que se lleva a cabo sobre un dibujo, un montaje, una escena, hasta ubicarla en un plano. Es curioso, porque la charla podría parecer una exposición de sus láminas, de sus montajes, cada cual el suyo, te muestro una foto y la dejo, luego vendrá la tuya... Rebatir sería más dialéctico, argumental. Acá habría dos fotos, dos montajes de la vida, que no intercambian nada entre sí. Sin duda Onetti es absoluto, categórico, aunque imaginativo y ambiguo. ¿Dónde está la verdad? Mirá las expresiones del "descreído": "tengo fé", "escarbo", "muestro los dientes". Es un escéptico bastante movilizado, así pareciera ser.
Para mí tanto "rebatir" y "abatir" valen ahí. Te cuento algo: había puesto "abate" entre signos de interrogación. Se los saqué porque me di cuenta de que era un prurito innecesario, es una, como decís "verdad". Pero pensaba en "abatir" como "tirar abajo". En ese sentido coincido en que "rebatir" es dialéctico y "abatir" es físico: imagino a uno apuntalando como puede, con míseros palitos, su esperanza y al otro que le pasa por encima con la aplanadora. Así.
En cuanto a lo de la fe: "fe en la inmundicia"; no dejes sin terminar la expresión. Fe en la segura decepción, en el fracaso inexorable, en la necesidad de persistir en el asco, ése es el tipo de fe que sostienen tantos personajes de Onetti. Fe en que "todo en la vida es mierda" (Linacero) o en "el fenesí de la gusanería" (Brausen). Una fe negativa.
Es cierto. Es el descreimiento de los fanáticos, el ateísmo de los idealistas, el escepticismo de los incendiados. Suena familiar. Al fin y al cabo ya no es tan original ni tan paradójico como parecía (y sin embargo no deja de ser interesante).
Para decirlo burdamente, una idea no se decepciona, el que lo hace es su "portador" (y de ahí todo lo corporal, el cuerpo como el sitio donde siempre se hace blanco)
Qué buen texto y qué buenas lecturas, che!
Gracias, Inés. Me place que te plazca.
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