Ayer almorcé en un bar ensalada y un pancito del que un gorrión aprovechaba las migas. En eso picó una mosca muerta que como miga yacía en el suelo. Dejó de pegar saltos. Sobraba mosca del pico.
Yo miraba al pájaro y canturreaba una canción de Caetano, Elegía. Había leído antes de empezar a interesarme por el gorrión papamoscas un párrafo de Casa de Ottro: “Permite que mis manos vagabundas vayan a destajo/ atrás, adelante, adentro, arriba, abajo. Poeta Blatque. Un libro con subrayados míos que me robó su abuelo” (Casa de Ottro, p. 391). Canté bajito "Deixa que minha mano errante adentre...", me distraje del libro y ahí entró el bicho, por esa puerta abierta en mi percepción.Más tarde busqué la letra entera y encontré más, como suele suceder cuando uno anda buscando, pero como pocas veces di con algo mucho mejor de lo que esperaba. Por este blog me enteré de que es un fragmento de la traducción que hizo Augusto de Campos de un poema lindísimo de John Donne. Ahí el link al tema por Caetano y otro más al poema original en inglés.
El gorrión que dejé más arriba se allegó a un cantero con la mosca y la depositó en tierra. No le dio sepultura. No eran parientes. En la blandura la quebró con minucia y la embuchó.
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