viernes, julio 17, 2009
La palabra parte
Escribo: “tus palabras, que son una parte de vos”. Me quedo pensando, como tantas otras veces, en el grado de veracidad de lo que acabo de escribir -juego a esto como otros bailan, por desesperanza, es sabido que nada de lo dicho es del todo cierto. Un fragmento de instante la palabra es parte, el siguiente parte. El verbo se hace carne y la deja. Es parte cuando, como se suele decir, toma forma en la mente, aunque no se forma porque ya la conocemos formada, a la palabra, nacida y crecida -y mirando por la ventana- con todos los aditamentos que le otorgó la cultura antes de que nos fuera presentada. Digamos, mejor, cuando uno se acerca a la estantería y elige y combina una con otra, primero en un montón desprolijo, después en la línea de la sintaxis. En ese ordenamiento forzoso se duplica lo falaz del lenguaje. De una con otra a una tras otra. Eso, y su expulsión. En el movimiento de los labios al expeler la palabra, o el de los dedos al plasmarla, ahí la palabra es propia, todavía. Después ya no. Se pierde en las ondas sonoras o yace en el papel o el monitor. La relación que tiene con uno es la misma que guardan las huellas con los pies. Entonces: “tus palabras, que fueron una parte de vos”.
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2 comentarios:
me gusta y comparto esta idea que desarrollás,
es como que prescriben de nosotros
por mi parte, me hago cargo de las cosas que estoy diciendo, no siempre de las que dije
buen blog
un gusto
Andrés
Uf... Se me pasó esto. Las palabras prescriben de nosotros, me gusta es idea a contrapelo. Gracias, Andrés.
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