“Qué costoso e inútil resultó todo”.
Luis Chitarroni, Peripecias del no
No podía vernos nadie; en una desesperación de ternura me aproximé al retrato y le dije:
-Beatriz, Beatriz Elena, Beatriz Elena Bitervo, Beatriz perdida para siempre, soy yo, soy Borges.
-Beatriz, Beatriz Elena, Beatriz Elena Bitervo, Beatriz perdida para siempre, soy yo, soy Borges.
Jorge Luis Borges, "El Aleph"
6 comentarios:
Pero Chitarroni enfatiza. Me gustan ambos.
Cierto. Chitarroni enfatiza. Explicita. Porque creo que ese Borges, estando el burlón Argentino Daneri cerca, también debe haber bajado mucho, muchísimo la voz. (Entre paréntesis: este cuento tan famoso no me gusta casi nada, salvo por esa parte, que me parte). No sugiero que Chitarroni haya pensado en El Aleph para escribir eso. Endeble base tengo para semejante hipótesis. Es raye mío nomás. Lo que me pasó es que cuando leía Peripecias me dije: éste, en contexto tan dstinto, habla con aquel tono (la repetida invocación, la voz baja y entristecida).
¿Terminaste peripecias? ¿Pudiste?
¡Y cómo no via poder! Me habían dicho que era difícil de leer, pero no estoy de acuerdo. Tirando para el final, el narrador dice algo como: no es fácil leer esta novela. (Menos mal: ahí uno se entera de que es una novela, antes lo sospecha pero no está tan seguro. Nah, es broma). Me gusta eso: "no es fácil", en vez de "es difícil". El tema es que rompe con el pacto de la novela tradicional, ése que dice: "Ahora sentate que yo te voy a contar una historia". Lo reemplaza por la propuesta de una suma de recortes, de embates frustrados. De alusiones (acordate de cómo se llama la revista: Alusiva/Ágrafa. Bien podría ser ése el título de la novela, con la indecisión recostada en la barra inclinada y todo.) Me gustó: le escribí bastante los márgenes.
Peripecias me costó al principio, pero después me gustó tanto que, en menos de un año (desde que lo compré hasta hoy), lo eí dos veces, es de lo mejor de la literatura argentina de los últimos digamos... 4 años (me quedo corto creo), pero de cualquier manera me quedo con esa voz desesperada del final del aleph.
Se me había perdido tu blog, no se por que, por suerte volví a encontrarlo.
Hey, qué bueno que lo hayas disfrutado (siempre complace ver que a otro le gusta lo que a uno, halaga el narcisismo, supongo). Pero no está al final, sino más bien por el diome. En cada lectura de El Aleph me conmueve. Te visité varias veces (pasando por Luis, me parece), me gusta tu blog. Saludos.
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