Lo esencial en lo aleatorio
es que no habla a través de las palabras
y no se deja entrever en su sinuosidad;
es la irrupción del lenguaje,
su presencia súbita:
esa reserva
de donde surgen las palabras,
ese absoluto
retroceso del lenguaje en relación consigo mismo,
y que hace que hable.
No es una noche surcada de luz,
un sueño aclarado
o una vigilia soñolienta.
Es la irreductible frontera del despertar;
indica que,
en el momento de hablar,
las palabras ya están ahí,
pero que antes de hablar
no hay nada.
Más acá del despertar no hay vigilia.
Pero, desde que el día apunta,
la noche está ante nosotros,
ya rota y formando piedras tenaces,
con las cuales habremos de hacer
nuestra jornada.
En el lenguaje el único azar serio
no es el de los encuentros interiores,
sino el del origen.
Acontecimiento puro que está a la vez
en el lenguaje y fuera de él,
puesto que forma su límite inicial.
Lo que lo manifiesta
no es que el lenguaje sea lo que es,
sino que haya lenguaje.
Y el procedimiento consiste
precisamente
en purificar al discurso de todos esos
falsos azares
de la “inspiración”,
de la fantasía,
de la pluma que corre,
para ponerlo ante la evidencia insoportable
de que el lenguaje
nos llega desde el fondo de
una noche perfectamente clara
y que no puede ser dominada.
Supresión de la oportunidad literaria,
de sus caminos oblicuos y sus atajos,
para que aparezca la línea recta
de un azar más providencial:
el que coincide con la emergencia del lenguaje.
La obra de Roussel
—y ésta es una de las razones
por las cuales
ella nació a contramano de la literatura—
es una tentativa de organizar,
según el discurso menos
aleatorio,
el más inevitable de los
azares.
11 comentarios:
¡Pueta, pueta!
Cambiame la reiteración "palabra" entre verso 2 y 7 y tenemos un perfecto puema onda Puán.
Jodas al margen...
"En el lenguaje el único azar serio
no es el de los encuentros interiores, sino el del origen"
Hoy leía en nosedonde (mi memoria es una mariposa muerta antes de tiempo) a alguien que decía "escribo para conocerme a mí mismo" o algo así. Y por un rato estuve de acuerdo.
Pero ahora me quedo pensando que no, que tal vez no. Que, posiblemente, el verdadero crecimiento pase más por el origen, lo exterior, que por el centro (ego) de cada escritor.
Vero: te lo pido por favor. No me hagás pensar que me hace mal. Que no se repita, porfa.
¡A la mierda! Este Foucault lumelizado la rompe...
Pero la letra no es mía Luc, es del Fucó, yo nada más hice los cortes. Un título a medida (XL) para el post sería: Lumelización de un fragmento extraido de la página 43 de la traducción que hizo Patricio Canto de la obra de Michel Foucault, Raymond Roussel, Siglo XXI, Bs. As., 1976.
Habrás leído a Carlos. Para mí, ahí el tema está en el "para". Puede ser que me conozca mejor al escribir, pero lo de plantearlo como propósito, ahí no sé. Sana, sana.
Uy, sí, lo rompí todo, Pablo (ji).
Besos.
Me encantó, sobre todo la parte de "Más acá del despertar no hay vigilia.
Pero, desde que el día apunta,
la noche está ante nosotros,
ya rota y formando piedras tenaces,
con las cuales habremos de hacer
nuestra jornada".
Me encantó, sobre todo la parte de "Más acá del despertar no hay vigilia.
Pero, desde que el día apunta,
la noche está ante nosotros,
ya rota y formando piedras tenaces,
con las cuales habremos de hacer
nuestra jornada".
Me encantó, sobre todo la parte de "Más acá del despertar no hay vigilia.
Pero, desde que el día apunta,
la noche está ante nosotros,
ya rota y formando piedras tenaces,
con las cuales habremos de hacer
nuestra jornada".
Fuckin' blogger.................................
Mirá vos, Franco, venía leyendo y exactamente ahí, parada en las piedras tenaces, se me ocurrió que tenía que postear todo ese fragmento, mostrarlo.
La tentativa es, creo, la de construir un objeto, hecho de palabras, cuyo sentido no apunte a nada del mundo, sino que permanezca en el interior del objeto y de su desarrollo. Sería similar a construir un objeto hecho de sonidos, de notas musicales. Después de todo, la música y el lenguaje tienen un mismo punto de origen en nuestro ser. Pero, a diferencia de las notas musicales, las palabras arrastran inevitablemente un dejo de mundo, de cosas. Tal vez por eso el resultado es asombroso, encantador. No decir utilizando materiales inventados para decir. Entonces entramos en una especie de cuarta dimensión de la imaginación, donde todo es posible.
¿Estoy muy chingado?
Besos.
Pero Vero, che, por un segundo pensé que te habías pasado al bando de los cortadores de frases.
¿Te imaginás el monólogo de Molly Bloom cortado en versos? A Jimbo deberíamos agradecerle la gentileza de darnos el texto para que nosotros, con torpes modos, encontremos los huecos justos para respirar.
Besotes, a ver si un día paso por ahí donde ya sabés.
No, uvt, no andás errado. Por lo que decís de los sonidos, las notas musicales: una de las técnicas de Roussel era tomar una frase y armar otra con palabras que sonaran parecido a las de la primera pero cuyo significado fuese diferente, y vincularlas.
Ji, cómo te fuiste de acá a Molly Bloom, no sé, Fander. No voy a sadomasoquear colgando acá un poema mío, che. Por un lado, heriría la sensibilidad de mis lectores. Por otro, me expondría a un seguro escarnio (¡jua jua!). Si pasás por donde sé te recibiré como sabés.
Besos a los dos.
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