domingo, enero 13, 2008

Lectura por conveniencia

También para los tristes convienen los libros. La mirada se encauza en esa fila de hormigas y la conciencia la sigue. A veces quiere apartarse, pero yo, que trato de no forzar nada nunca, la fuerzo. Yo que suelo sacudirme disciplinas a ésta me aherrojo. Está bien dicho: aherrojar. Porque como encadenada sigo a las palabras para no dejar que se desborde mi pena. Escribir es un breve desvío, un paréntesis.

9 comentarios:

Franco dijo...

Yeah. A veces es el instante del silencio entre dos bombardeos refugiado en la catacumba, sin nada más que ese atronador silencio y ese frágil presente.

Vero dijo...

Sí, Franco, y cómo se aferra uno a ese instante, ese consuelo. Me gustó la imagen.

Plaza Aydesa dijo...

che prima, que sapa?

Reina dijo...

me vino así como un flashhhh, el poema de olga orozco "esa es tu pena".
todo bien??

inx dijo...

Consuela leer, a veces también escribir. O en ambas cosas crece y se alimenta la ilusión de que haya alguna vez algún consuelo. Hola, Vero.

Vero dijo...

Pri, estaba muy triste. Qué hermoso poema, Dani. Sí, Inés, hay momentos en que uno busca o construye como puede un refugio.
Besitos a las tres.

Anónimo dijo...

Amiga:
la belleza no tiene límites y, a veces, la tristeza tampoco. Belleza y tristeza son condimentos de la melancolía. Escribir o leer para apagar la muerte, pero la belleza, la belleza arroja mayores sombras a nuestro ánimo:
"¡Ah, es fatal que lo remembre!
fue en un tétrico diciembre;
rojo espectro enviaba al suelo
cada brasa del hogar.
Yo, leyendo, combatía
mi mortal melancolía
Por la virgen clara y única
que ya en vano he de nombrar,
La que se oye 'Leonora'
por los ángeles nombrar,
Ah! por ellos, nada más!
(...)"

Rain dijo...

Estar triste y escribir son dos estados tan parecidos en ciertos instantes. Escribir al fin, sobrepasa todo y en este mundo de blogs, te llegan voces...

Vero dijo...

Gracias por sus palabras, Rain, Jorge. Besos.