Mientras leo, una frase da forma a una imagen y enseguida arrastra otra, recrea un recuerdo. Cierro los ojos para ver mejor. Cuando ya no puedo retener la visión por más tiempo, abro los ojos. Miro las paredes, el papel iluminado. Todo lo que me rodea cobró en segundos un matiz adverso, o quizás algo esquivo de aprehender, como si me hubiese vuelto extranjera. El libro se me hace amargo en las manos y lo cierro. Recién cuando enderezo la boca me doy cuenta de que estuve sonriendo.
5 comentarios:
Engancho un post con otro y este me parece una constatación de tu inteligencia.
Saludos, Vero, hace dias ke no duermo, solo saludo, y de paso articular el deseo gramatical de que kiero la copia pirata del libro de Janouch (se puede pechear libros en los blogs?)
Bueno, Mariana, muy amable.
Saludos, Kuru, te mando mail.
Vero
Es una buena sensación de lectura, no? son pequeños instantes de felicidad, en mi opinión.
Con respecto a lo Kafka y Milena, genial la cita;)
Un beso
Como siempre muy amable, Vero. Bueno, la visión estaba un poco despegada de la lectura, se originó ahí pero fue divergiendo, viste que pasa. Cuando volví al libro se me había vuelto ilegible.
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