lunes, julio 03, 2006
Mi lado izquierdo
Una vez más compruebo que dormir sobre mi costado izquierdo propicia los malos sueños (Por eso me acuesto siempre sobre el lado derecho. Pero mientras duermo el cuerpo se mueve hacia la izquierda y se pone en la posición equivocada, yendo indefenso al encuentro de las pesadillas). Al despertar, giro hasta quedar boca arriba, haciendo un esfuerzo para abrir bien los ojos. No quiero volver a dormirme. El corazón pega saltos de susto, la nariz y la boca meten y sacan en tragos apurados el aire escaso. Mientras se despeja la bruma del sueño, por inercia sigo intentando esbozar soluciones para una situación que nada tiene que ver con este techo que me mira impertérrito, con esta habitación en calma. De a poco me voy dando cuenta de que el enjambre de posibles caminos a seguir no tiene objeto, meta, punto de llegada. La adrenalina me obligó a tomar una serie de decisiones rápidamente y ahora tengo las manos llenas de remedios para males que se esfumaron con la luz del día. Y sin embargo, sabiendo que nada de lo que recuerdo es real, sus efectos se extienden sobre la mañana, como si me siguiera una sombra. Lo malo es que no hay forma de quitarme este peso, porque lo que servía en la lógica del sueño no sirve para la vigilia.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
Lo malo es que, en lo que a mí respecta, esas soluciones que vos mencionás, soluciones a problemas que ya se esfumaron al despertar, como vos decís, no tengo mejor idea que aplicarlas por pura inercia a los del día,a los de la realidad, en rarísimos conjuros que nunca salen bien ¿Lo viví o lo soñé? ¿Cómo era?
¡Jua jua! Tas peor que yo. Una vez conté acá que un amigo que soñaba con una ex se despertó con el timbre del teléfono y gritaba como loco para que atendieran porque estaba segurísimo de que era ella la que llamaba. Continuidad de los parques.
Publicar un comentario