domingo, noviembre 09, 2014

El tiempo y sus amenazas


Rodeada por un aire que se diría fijo, un aire de estanque, propicio para la flotación, esta noche de domingo -en las sienes se aprieta un eco del lejanísimo cielo turbio donde se prepara la lluvia-, en la pieza, contra y sobre la cama -mientras la espalda empuja la cabecera las piernas se estiran encima de la manta naranja-, leo y me llega lo leído como un alcohol seco, es decir, como si las palabras dejasen en el domingo pleno de humedad un rastro áspero, o como si mi mente se deshollinase: “Únicamente el presente le parece real, y tan inseparable del espesor de las cosas, tan confundido con la extensión palpable del mundo, que su dimensión temporal está como abolida. El tiempo y sus amenazas se le presentan ahora como una leyenda, colorida y terrible a la vez, a la que, refugiado en la rudeza rugosa y clara del presente, ya no considera necesario seguir dando crédito” (Juan José Saer, La pesquisa).

4 comentarios:

k dijo...

Muy bueno.

Vero dijo...

Es tan bueno, Saer, Kovalski! Me alegra haber vuelto a leer ese libro. Tenía un recuerdo vago de una sensación de pesadez de la lectura anterior. Pero quién sabe cómo lo habré leído, corriendo entre apuntes de facultad. Cómo influyen las circunstancias en el modo de leer. Me gustó mucho esta vuelta.

Miguel dijo...

Vero, lectura atenta al corcho de champán.

Sds

Vero dijo...

Salud, Miguel.