lunes, junio 21, 2010

Reygadas en Japón

El hombre -taciturno, rengo- llega a un pueblo perdido en busca del lugar y el momento propicios para matarse. Sobre todo, serenidad. La encuentra en una casa desvencijada en la montaña, en una vieja a la que quieren despojar aun de las ruinas en que vive. “Su casa me gusta porque está lejos del pueblo, aquí en lo alto”, le dice el hombre a Ascensión. El caso es que con la serenidad conseguida viene lo inesperado: sensaciones, emociones, lazos que lo atajan justo antes del salto.



Había visto de Reygadas Batalla en el cielo y me había gustado, pero Japón me atravesó. La desolación que allá vi como en un cuadro helado, intocable y lejos, me inundó acá. Inundada, dos veces se me aguaron los ojos: en el llanto después de un laborioso encuentro sexual, en la carrera frenética de la cámara para alcanzar a un cadáver.
Dejo acá un diálogo entre el hombre y la anciana. Apunto antes que al menos parte de las razones del hombre para matarse pudieron haberse originado en lo que evoca un sueño con la playa y una mujer hermosa. Es algo sugerido como al descuido. Pero es probable que acá se esté refiriendo a la vida en general.
- ¿A qué vino a este pueblo?
- Se necesita mucha serenidad para dejar algunas cosas a la que estamos habituados, pero que en realidad ya no queremos. Hay que saber tirar lo que ya no sirve.
- Mejor arreglar y no tirar, ¿no?
- Sí, pero hay cosas que no se pueden arreglar. Es mejor tirar que vivir aferrado a cosas sólo por costumbre.


5 comentarios:

bardamu dijo...

Se puede expiar, más que tirar.

Vero dijo...

No podía responderle a ella como al cazador "a matarme", eso que es ya como un tiro, tenía que dar ese rodeo. Una figura. Pero de acuerdo, no tira, ni se tira (apenas se acaricia el pecho con la punta del revólver: la voluptuosidad de sentir la muerte tan cerca). Para expiación, la trabajosa coreografía.

Gus Nielsen dijo...

Japón es increíble. Y ese descarrilamiento final, ua.

Mandui Hu'i dijo...

Japón tiene otro ritmo y otra búsqueda, pero por el placer de contradirte me quedo con Batalla en el... Por eso, y por que me gusta ese comienzo bizarro.

Vero dijo...

Gus, el descarrilamiento, sí, la cámara que da vueltas, que husmea en círculos por lo terrible en el terraplén ya es atroz, ¿no? Y después esa carrera recta sobre las vías, el corazón corría también, daba saltos. Sigo pensando en que el cuerpo al final no era necesario.
¡Ya sé que te gusta contradecirme, Humber! (y ahora dirás "ya salió la maestra Ciruela a corregirme"). Y más que contradecrime a vos te gusta Ana, vamos. Qué piba hermosa.
Comparando las dos pelis diría que Batalla me pareció muy buena, pero ahí la soledad, la angustia, me dejaron afuera. Las noté, pero ellas no se fijaron en mí. Japón me pasó. Quiero decir que fui el hombre desesperado por salir que se queda y se purga y la vieja sumisa, mansa. Y no es que tenga pensamientos suicidas ni la capacidad de la mujer para soportar las injurias con esa calma. Otra cosa es el tema de las "desactuaciones". En Batalla apenas me llamó la atención, pero en Japón el rol de Ascensión me conmovió. Es muy notorio que no está actuando, que no sabe actuar. Y la congoja es mayor, por eso mismo. Quedé sorprendida cuando me di cuenta.