El hombre tiene un cuerpo,
cual una celda.
Cansada el alma está
de su íntegra envoltura
con orejas y ojos,
como monedas,
y piel con cicatrices
que cubre la osamenta.
Por la córnea vuela
a la fuente del cielo,
al radio de hielo,
al carruaje del ave.
Y oye por las rejas
de su viviente cárcel
la carraca del campo,
la trompa de los mares.
El alma es sin cuerpo,
como cuerpo sin camisa,
no hay labor ni intento,
ni verso ni concepto.
Adivinanza vana:
¿quién irá a bailar
a aquella misma plaza
donde nadie está?
Y sueño otra Alma
vestida de otra forma:
arde y corre, tímida,
en busca de esperanza.
Se quema y sin sombra
se aleja por la tierra,
un racimo de lilas
dejando de recuerdo.
No te lamentes, niño,
de la Eurídice pobre.
Empuña el palo y corre
tras el aro de cobre
mientras tus oídos capten,
ora alegres, ora secos,
de tus pasos los ecos
que repite la tierra.
(Cuarto poema de Arseni Tarkovski que su hijo Andrei incluyó en Zerkalo).
2 comentarios:
Tocar con los ojos, rompiendo el envoltorio.
Quizá las conozcas, te dejo la soga de plata hacia unas imágenes del hijo de Arseni:
http://www.diphotos.net/JJ/Tarkovskij/Web/li.htm
Tu blog es un oasis en medio de tanto ruido.
Ah, me gustaron esas palabras tuyas, Pájaro. Acá, en el poema, ojos, orejas, piel, son parte de un estorbo necesario (el cuerpo) pero también medios para que el alma "atraviese el envoltorio", como decís ("por la córnea vuela", "oye por las rejas"). Conocía esa página, gracias de todas maneras por llevarme a verla otra vez. "Oasis" es un lindo piropo para este espacio, gracias (otras).
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