domingo, diciembre 14, 2008

Notas para una lectura de Heldenplatz

Articular históricamente lo pasado no significa conocerlo "tal y como verdaderamente ha sido". Significa adueñarse de un recuerdo tal y como relumbra en el instante de un peligro. Al materialismo histórico le incumbe fijar una imagen del pasado tal y como se le presenta de improviso al sujeto histórico en el instante del peligro. El peligro amenaza tanto al patrimonio de la tradición como a los que lo reciben. En ambos casos es uno y el mismo: prestarse a ser instrumento de la clase dominante. En toda época ha de intentarse arrancar la tradición al respectivo conformismo que está a punto de subyugarla.
El Mesías no viene únicamente como redentor; viene como vencedor del Anticristo. El don de encender en lo pasado la chispa de la esperanza sólo es inherente al historiador que está penetrado de lo siguiente: tampoco los muertos estarán seguros ante el enemigo cuando éste venza. Y este enemigo no ha cesado de vencer.

Walter Benjamin, Tesis de filosofía de la historia

(Desde la ventana del departamento del profesor Schuster se escuchaban los vítores a Hitler de la multitud reunida en la Plaza de los Héroes. En los oídos de su extraviada esposa resuenan todavía. Deben de haber resonado para él, ya no podemos saber, pero traza una pista la hija que cuenta que el padre no podía ir a la ópera porque lo abrumaba el murmullo fascista. “Tenía que taparse los ojos y los oídos para escuchar la música”. Entonces: destrozó su cabeza, ese estuche donde se alojaba el recuerdo y los ecos del recuerdo reproduciéndose sin cesar en un presente atroz.)

2 comentarios:

e. r. dijo...

Le agregaría a esta nota lo dijo el hermano de Shuster que dijo el mismísimo Shuster antes de matarse: "ya no comprendo los signos de mi época". Recuérdese que el texto que estaba escribiendo se llamaba. Los signos de mi época.
Tal vez con el fascismo claramente representado por el partido y por Hitler, abiertamente adherido por la mayoría de la población vienesa, los signos hayan sido más claros. Pero a partir de que se volvió murmuración, comentario disfrazado, en la Viena actual, mezclados estos murmullos y disfraces además con las voces del pasado que todavía resuenan en Shuster (y su familia y toda la comunidad judía que pudo haber vuelto a Viena), el fenómeno se le haya ido de la capacidad de aprehender, convirtiéndolo a él en fenómeno, en abyección, objeto a aniquilar. No sé, digo.
Saludos

Vero dijo...

Una de las frases que anoté en mi libretita, "ya no comprendo los signos de mi época". El murmullo en la ópera, no la viva voz, claro, puede ser. Me gustó tu reflexión, Ever. Yo tampoco sé y digo. Beso.