Se ve que la tengo con el tiempo. Anoche manoseaba
Tadeys de punta a punta, mirando en un sobrevuelo bajo más que leyendo las notas al pie, por culpa de
un post de Mariana, y en una vuelta de página me viene al encuentro esta frase irónica, genial: “en un instante plisado, centrándose en un punto, que giró ‘unánime’ como la noche que nadie vio desembarcar –todo quedó tranquilo como a veces quieta el agua”.
7 comentarios:
Es la primera vez que me pego en el pecho con orgullo y digo: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Sabés Vero que mientras iba leyendo la otra noche, pensaba que al terminar leería de corrido las notas al pie y eso que recién iré por las 100 páginas...
Saludos
"un instante plisado" Qué grande eso...
Adoro ese "unánime" ahí, porque Borges sabía que íbamos a entender mejor por etimología que por la verdadera acepción de la palabra, que nada tiene que hacer ahí. Igual que cuando dice "el íntimo cuchillo en la garganta", mismo procedimiento (o "la puerta, el zaguán, el íntimo patio").
Tadeas tadeas, no miren hacia atrás. Empujen, quién sabe, hasta es posible que algunos masculinos se contagien de sus ímpetus tadeos.
Sorry, sólo kería hacer saber ke respondí, tarde, pero respondí a la inesperada apología de INX de la literatura yankee...saludos
Mariana, en esa primera parte las notas al pie son breves, ya vas a ver la que te espera.
¿No que sí, Pablo?
Claro, Leandro, qué bueno lo que decís. Por eso me gustaron las comillas, porque toman el sentido más literal y lo hacen trastabillar. También fijate que Lamborghini hace desembarcar a la noche cuando todos sabemos que no es la noche la que desembarca. Bah, me gusta todo de ese fragmento, hasta la elisión del verbo en “a veces quieta el agua”. Además, el tipo conjuga cosas como éstas con párrafos brutales, es muy fuerte el contraste. Ahora pienso en la línea final de “El niño proletario”, que dice algo como “la lengua quedó colgando como en todo caso de estrangulación”, lo desgarrante que resulta la conjunción de algo tan tremendo con una banalidad. Algo así pasa con el final de la canción de Chico Buarque, ya que anda por acá abajo: “Murió a contramano estorbando el tráfico”, ¿no? (díganme que sí, como a los locos).
Ah, yo sé de al menos un masculino contagiado, Luis.
Vi, Kuru.
Besos a los cinco.
Vero, esos contrastes en los que reparas me lleva a pensar en cómo es posible concentrar tanta sustancia en un párrafo. Rotundo.
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