sábado, septiembre 15, 2007

Lloverá siempre

Esas que están arriba son las dos últimas palabras (el giro de la llave, “cierro y me voy”, pienso, pero no voy a decir de dónde es eso) de Cuando ya no importe. Hace un rato fui de compras y ni paraguas llevé, me dejé mojar. Esta perpetuidad de la lluvia me saca las ganas de resguardarme. Decía: volví a casa con la lluvia y la frase en la cabeza, agarré el libro, leí otra vez el final, y como siempre en casos así me puse a revolverlo. Hay varias cosas marcadas. La confesión de Díaz Grey sobre su falta de pasado (desde La vida breve se sabe que nació adulto y mirando por una ventana), por ejemplo. Elijo.

-¿Qué hacés?

-Leo- respondí sin mirarla.

-¿Qué cosa? ¿Qué es leer?

-Palabras.

-¿Están todas en el libro que leés?

-Todas.

-Las que dice la mama y yo también- preguntó la chica.

-Todas. Todas las palabras se hacen con letras.

-¿Qué son?

Le mostré la página del libro y señalé con el cigarrillo sin encender.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

De todas las chicas revuelvelibros que conozco, usted es la más tenaz e iluminada incluso con toda esa lluvia encima. Sepa.
Saludos de los paredros.
("¿Qué es leer? Palabras." Gruesa cosa.)

Vero dijo...

Tenaz e iluminada, qué linduras dice, Puck. Ah, bueno, ahí "palabras" responde dos preguntas (y quién sabe cuántas más podría). El libro donde dice Díaz Grey que están todas las palabras es, además, Viaje al fin de la noche, que yo no sé si las tendrá todas, pero varias de Onetti, seguro. Le mando besos, también para los paredros saludantes.

Silvia Sue dijo...

La verdád, Vero...Lo de Puck es acertado, lo de iluminada es definitorio es estético a la vez.
Y "revuelvelibros"...ni hablar.
Te imagino así, con los ojos entornados buscando en una gran banasta aquello en que los veloces de siempre no reparan.

Vero dijo...

Sí, la ventaja de ser medio lenteja (¡jua!, no, que gracias, eso, gracias, preci).