jueves, agosto 16, 2007

Espejismo

Donde la página me dice “La mujer, que duerme a su lado” me digo (leo) “La muerte, que duerme a su lado”. Al darme cuenta del error presumo que el vocablo “muerte” en la línea de arriba extendió su influjo e impuso su reflejo en “mujer”. Igual me gusta el espejismo, por lo universal. No todos duermen con una mujer al lado.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Batailleana.

Leandro dijo...

Verrà la morte e avrà i tuoi occhi...

KuruPicho dijo...

Aunque en el ke murio en las islas Faroe hace unos días la Muerte es Hombre...raramente, una especie de Bobby Fischer austero y sombrío, pero infalible, especialmente si nuestra jugada es meramente defensiva!!!
pd: sería bueno tener a mano tu fono en estos casos de silencio angustiosamente prolongado para llamarte y saber si tuviste sarampìón u otra afección rosada, jajaja, saludazos!

Vero dijo...

Sí, Fander, se ve que tengo ese costado, nomás.
Leandro, estaba leyendo unos textos breves de Di Benedetto (por algo que subió Luis en Mínimas), pensando en la frase, muchas veces en DB la muerte se asocia con la mujer (en especial las esposas). Para él, ojos de mujer, entonces, seguro.
Claro, no para Bergman, Kuru. ¿Ya me estabas velando? ¡Jua!

Anónimo dijo...

"la suerte, que duerme a su lado"

Anónimo dijo...

nem queira saber o que Freud diria desse lapsus linguae!! :)

Silvia Sue dijo...

Maray, la boca se te haga a un lado!!! :)

kurubeta dijo...

Maray duerme con Vero? Pero,...Caray!!!

Vero dijo...

Qué decir. Gracias por pasar, por perseverar en pasar. Ah, una cosa (no sé si es interesante esto, en fin, los que andan por acá ya estarán acostumbrados a estos cuelgues): releyendo otro libro de Di Benedetto el otro día encontré pasajes que se anudan (o yo anudé, más bien) a los comentarios que había acá (ya vengo, voy a buscar el libro, total si esperaron tanto, un cachito más qué les hace): “Descorcho la botella e, igual que a una criatura, se me personaliza la muerte […]. Es una dama parecida a Mae West –quiero significar, un poco anticuada-, gordita y sensual, de piernas cruzadas, que fuma trepada en el banco de un bar, junto al mostrador. Espera, es decir, nos está esperando.
Le sirvo un vaso de mi vino tinto.”
Vendrá la muerte y tendrá los ojos de Mae West.
Y encontré esto otro:
“[…] me llama y pregunta si hay algo que no conseguí hacer aunque lo deseara mucho.
[…]
Digo: -Dirigir películas, como las de Bergman.”