domingo, noviembre 13, 2005

Lecturas

Alguien me dice que en la Facultad ya clasificaron la escritura de Aira: realismo delirante. Delirante, claro, pero, ¿realismo? Ay, éstos de Letras son de lo que no hay (es decir, son irreales). Cuando pasan cosas así, pienso por qué no habré estudiado ingeniería. Me encanta esta frase de Piglia, en Crítica y ficción: “La vanguardia es una de las ideologías espontáneas de todo escritor (la otra es el realismo)”. ¿Rosas, Manuelita, alcanzarán? ¿Un kiosco en Flores? Igual, ya basta con Aira. Ayer le decía a una amiga: “Leer La liebre fue como meterme en un lavarropas. Di vueltas todo el libro y al final me centrifugó”. Quedé exhausta. Volví a Cohen, al delirio ordenado.

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