viernes, junio 03, 2011

Fin de salida

Nota tomada en una libreta de tapas negras que anda conmigo por estos días: La noche hacia atrás, antes del andén del subte donde uno toca en el chelo acordes de “Live and let die”, con acompañamiento grabado (una lástima, habría preferido el solo chelo, aunque apenas se hubiera adivinado la melodía; igual algo dejo, gracias). Y para estas cosas saco la libreta de la mochila minúscula de donde no puedo sacar porque no entra el libro, Los acuáticos. Tengo uno casi así en casa pero ésta es la versión de otro. Porque un libro con anotaciones o incluso subrayado es ya una versión. Acá dos intervinieron. El segundo subrayó: “ya que toda amistad consiste en un fácil trabajo conjunto para alejar la sombra”. (En voz baja, bajísima: “Lo que le pido es que usted lea y me diga cómo pensaba la persona que subrayó el libro”, le dice Selva a Ezequiel en Insomnio). Noche temprana tibia recién horneada, la frase iluminó como estrella que no vemos pero siempre está. Ahí dejé la servilleta del bar El Trébol, marca efímera, móvil, más que el trazo del lápiz. No conocía el bar ese de la Avenida de Mayo, oscurito, verdoso, varias clases de cerveza, tipografía angulosa en los carteles que anuncian las horas felices, todo lo que adorna un así llamado (Bernhard, que también, sí, estuvo) bar irlandés. Abro el libro, saco la servilleta (fabricada anónima, sin el membrete que se acostumbra estampar, nada más que un ribete celeste determinante como suelen ser los ribetes, anunciando el borde efectivo), eclipsa la frase que se pone: “ya que toda amistad consiste en un fácil trabajo conjunto para alejar la sombra”. Le dije: “Vos fijate, lo da como sobreentendido, sino para qué el ‘ya que’: todos sabemos, la amistad”. Porque la sombra se nombra, fue nombrada. Y ahora pienso que si la nombramos es porque no creemos, no queremos creer, ésa es la verdad, la nombramos para no pensar en que no puede ser dicha. Porque ya se sabe: si nos acercamos, la alejamos.

8 comentarios:

Pablo Seguí dijo...

Hay una frase en el Oppiano. Dice algo así que una amistad (o una conversación) va del misterio al secreto, y que luego vuelve del secreto al misterio. Me la trajiste a la mente. Si lo tuviera te la buscaría. Beso.

Vero dijo...

Frase curiosa. Tendería a pensar que una amistad puede ir del misterio a la develación para volver al misterio. Beso, Tamarit.

Pablo Seguí dijo...

Respuesta al toque: con "secreto" quizá Lezama Lima se refería a códigos compartidos. Lo que saben los amigos que queda fuera de ls recién llegados, los parvenus, porque les llevan tiempo, confianza, hasta desacuerdos en común. Lo que los amigos se dicen en sólo un par de palabras, esotéricamente.

Pero no estoy seguro de que fuera eso lo de Lezama. Beso.

Pablo Seguí dijo...

Ahora, que volver a pasar del secreto al misterio es muy loco. Que se dé. Cuando se da.

Vero dijo...

Retoque (¡ja!): sí, así la había leído, secreto por secreto compartido. En esa lectura (la mía) el misterio del comienzo no es el mismo del final. El primero es entre los amigos, el segundo sería para los demás que no comparten el secreto. ¿Así? Habría que rebuscar en el derredor de la frase, el contexto.

Vero dijo...

Ah, es que me quedé pensando en los misterios que empiezan a brotar al profundizar una amistad. Pero eso está lejos de Lezama seguramente, es deriva mía nomás embarcada en unas pocas palabras.

Pablo Seguí dijo...

De lo que recuerde de lo leído (pero tenés razón: habría que tener el texto bien a mano, espíritu a partir de mucha letra), el segundo misterio es igual de mágico que el primero, en tanto magia. Como una alucinación; como conocerse de nuevo. Informulable: habría que escribir, hacer literatura, hélas! Algo que te sorprende, te arrebata suavemente: así lo recuerdo; así de poco frecuente es.

En fin: a viajar a lo de mis viejos, a por los librejos (¡qué poeta!).

e. r. dijo...

hacé pues publicidad, querida...
Saludos!


http://barcoborracho1871.blogspot.com/2011/06/presentacion-de-osobuco-de-ever-roman-y.html