domingo, febrero 01, 2015

Una mañana

"... febrero, el mes irreal ..."

Voy al baño y me quedo mirando, entre otro quehacer, el pie del bidet, el lavatorio. Levanto, de esas lozas, una idea, para más tarde. En la cama, despuntando la vigilia, había decidido preparar galletitas para el desayuno. No hay huevo, busco sustituto. Rallo la única manzana. Corto estrellas, corazones, flores. Mientras el horno solidifica lo blanduzco cumplo con la idea: friego hasta el blanco. Cuando me quito los guantes, en la cocina ya las formas se entibiaron. Muerdo la masa dulce. Base crocante, cuerpo mullido. Duermen, acá. Elijo un saquito de té. Leo en el sobre: “Noble, delicado y floral para una tarde perfecta”. Lo rasgo, anacrónica. Me repantigo en el sillón a leer. Me recibe una cascada de comas que me quita el aire. Después me dejo mecer. Entro en el río.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Allí el agua, tibia, color caramelo, le ciñe los tobillos.

Vero dijo...

Le ciñe los tobillos, le ciñe las rodillas, le ciñe el pecho. Después él se sumerge en la masa apretada. También uno en el libro, que es como ese río tibio y caramelo. Liso e inmóvil en apariencia, desentendido de las fuerzas que tironean por debajo de la superficie sin arrugas.