domingo, diciembre 14, 2008
Beckett, Bernhard
Notas para una lectura de Heldenplatz
El Mesías no viene únicamente como redentor; viene como vencedor del Anticristo. El don de encender en lo pasado la chispa de la esperanza sólo es inherente al historiador que está penetrado de lo siguiente: tampoco los muertos estarán seguros ante el enemigo cuando éste venza. Y este enemigo no ha cesado de vencer.
Walter Benjamin, Tesis de filosofía de la historia
(Desde la ventana del departamento del profesor Schuster se escuchaban los vítores a Hitler de la multitud reunida en la Plaza de los Héroes. En los oídos de su extraviada esposa resuenan todavía. Deben de haber resonado para él, ya no podemos saber, pero traza una pista la hija que cuenta que el padre no podía ir a la ópera porque lo abrumaba el murmullo fascista. “Tenía que taparse los ojos y los oídos para escuchar la música”. Entonces: destrozó su cabeza, ese estuche donde se alojaba el recuerdo y los ecos del recuerdo reproduciéndose sin cesar en un presente atroz.)
Heldenplatz
lunes, noviembre 17, 2008
Los cuartos
¿Qué sentido tiene venir aquí?
Relato sobre un meteorito.
Vaso se desplaza. Pareja de ojos abiertos en una cama compartida con niña en medio que duerme. (¿Por qué las paredes así, como de cueva?). Hombre despacioso se levanta, se calza pantalones y zapatos. En silencio sale de la habitación. En la puerta entreabierta la mujer se levanta también. Hombre acomoda cosas aprestándose para salir, mujer sale del dormitorio y reclama. (Siento gran fastidio ante el rol habitual de la mujer pedigüeña. Preferiría que fuese también una guía, o se mate, o al menos se las tome). Le recuerda la cárcel. Él replica, retruca: "Si en todas partes me siento como en una cárcel". Sale. Ella se tira al piso y se cuece en sus jugos de furia.
Sabré que es Escritor el hombre que seduce a una mujer que descree. No es bella pero es joven y lleva vestido y un raro abrigo, una especie de capa de piel. El guía le dice rajá y raja, raudos salen ella y el auto de la escena. Escritor bebe y relativiza como en general los escritores. Resbala y río. Se reúnen con el del gorro. Ya tres. Desconfía el del gorro. Se presentan, omitiendo los nombres: Profesor, Escritor. Escritor: "Yo saco la verdad a la luz, pero en ese momento algo le ocurre a ella". Decide que pedirá inspiración.
II- Jeep y calles mojadas, se esconden de un guardia, galpón o callecita. El tren pasa pura máquina, aprovechan la abertura. Dejan el jeep en lugar derruido. Vidrios rotos, tablas que cloquean, barro, agua. Se desdice Escritor: "Me importa un comino la inspiración. ¿Cómo puedo saber el nombre de lo que quiero? Son cosas imperceptibles, basta con nombrarlas y su sentido desaparece".
Mira Stalker, una seña, saltan al jeep y siguen al tren que penetra en la Zona. Disparos, no los alcanzan. Escritor busca el monorriel pero disparan otra vez y teme. Profesor se adentra. Dejan jeep por monorriel. La luz es difusa en el día temprano. Tiros de a ráfagas, entre la niebla. Escritor y Profesor miran con ansia, Stalker sólo mira. Música y rieles en la música. Todo enverdece de golpe, por contraste el pasado sepia parece irreal. Paran. Quedan. Stalker: "Y bien… ya estamos en casa".
III- Sin moverse de las vías hablan de un guía anterior, Puercoespín, muerto por propia mano. "Estas vendas hay que amarrarlas a las tuercas", dice el guía y reparte. Después se va al yuyal, abraza la tierra, queda como abrasado. Entretanto Profesor habla del meteorito, la desaparición de personas, la posibilidad de que no haya sido un meteorito. Avanzan un poco cuando vuelve Stalker. Avanza también la cámara en el pastizal y los tres se dan vuelta. A quién mira que no sea el espectador. ("¿Entonces ellos se quedaron aquí? ¿Son personas?" ¿Nosotros, acá, personas?). El guía tira la primera tuerca, hacia tanques de guerra carcomidos, medio cubiertos por vegetación informe. Para avanzar, cada vez tuerca con venda, y el trayecto que cruza el metal lo siguen los hombres. En un pozo, una voz que parece la del guía enuncia la idea taoísta de lo débil que vence a lo fuerte. Mucho esfuerzo hace para avanzar, a juzgar por el gesto. Pasan cerca de una cascada, el agua y la vegetación pasan sobre todo rastro de hombre. Escritor escruta. Mojado mira el agua. Túnel laberinto, salen y se encuentran con Profesor, en lugar anterior. Puercoespín dejó una tuerca como advertencia, agitación de Stalker, mejor descansar ahora. Se recuestan en montículos recubiertos de verdín. Se insultan Profesor y Escritor, quizá para infundirse algo de calor (poético dice Profesor: "Escritorzuelo estropajoso, sociólogo rudimentario. Debería escribir sólo en las paredes de los retretes, parlanchín inepto"). Un perro se acerca. No se ve que para andar precise de tuercas. Adormecido Stalker, vira al sepia. Sueña quizá. Los otros siguen discutiendo a desgano. "Para qué el genio", dice Escritor. Y es como decir: para qué lo completo, para qué la falta de ansias. Mira a cámara el guía, despierta. Relato del sentido.
IV- Túnel, probable acueducto (aunque toda la Zona parece un acueducto). Nadie se quiere aventurar primero. En vez de tuerca, piedra, grande. Avanza Escritor, detrás Profesor, detrás de éste Stalker. Escritor mira a cámara y al piso, desolado. "¿Otra vez yo?". Pasan por agua y emergen. Dunas de arena. "Experiencias, hechos, la verdad en última instancia". Todo invento idiota, como en Shakespeare. Monólogo de Escritor, genial, después Stalker larga una letanía. Suena el teléfono. "No es una clínica", responde Profesor. Saca un artefacto. "Ha traído un almámetro", dice Escritor pero el otro replica que es una bomba. (Puede ser, no la bomba, sino la presencia de la bomba, un almámetro). Para hacer estallar la posibilidad de que se cumplan deseos oscuros. (¿Qué ruidos? Pájaros, agua, pisadas humanas). Escritor acusa a Stalker de tomarse atribuciones sobrehumanas. Pelean. Se aflige Stalker, Escritor lo abraza. Profesor desarma la bomba y va tirando las partes en un para qué. "¿Qué sentido tiene venir aquí?" (¿Y la película? ¿Y la vida?). Llueve mientras los hombres esperan. Peces sobre el mecanismo detonador de la bomba, petróleo y Bolero de Ravel.
V- Hombres de vuelta en el bar. Stalker da de comer al perro. La mujer se acerca. Comprueba: "Regresaste". Vuelven a la casa, con la nena y el perro que se le pegó al guía. Plano amplio de la habitación, rebosa de libros. Stalker se recuesta y la mujer hace de enfermera (otro clásico mujeril), le administra algún medicamento. Monólogo de la mujer frente a la cámara, mientras fuma. Que el marido es tonto, que ustedes ("ustedes", es decir nosotros) ya se habrán dado cuenta. Daba lástima, dice. Manía del suicidio y la cárcel, hijos con problemas, pero "mejor es una felicidad amarga que una vida gris y aburrida".
Después, sentada a la mesa, la nena. El vaso se mueve, se aleja, también otros recipientes. El perro gime. Parece nevar dentro de la casa. Suena la novena de Beethoven. La nena descansa la cabeza. Hastío quizá. Nosotros como las cosas también nos alejamos.
martes, noviembre 11, 2008
Ellos
El horror específico de los campos, el horror que nos convence de que lo que pasó allí fue un crimen contra la humanidad, no es que los asesinos trataran a sus víctimas como a piojos a pesar de que compartían con ellas la condición humana. Eso también es abstracto. El horror es que los asesinos se negaran a pensarse a sí mismos en el lugar de sus víctimas, igual que el resto del mundo. La gente dijo: “Son ellos los que pasan en esos vagones de ganado”. La gente no dijo: “¿Cómo sería si yo fuera en ese vagón de ganado?”. La gente no dijo: “Soy yo el que estoy en el vagón de ganado”. La gente dijo: “Deben de ser los muertos a quienes están quemando hoy, que apestan el aire y hacen que me caiga ceniza sobre los repollos”. La gente no dijo: “¿Cómo sería si me estuvieran quemando a mí?”. La gente no dijo: “Me quemo, estoy cayendo en forma de ceniza”.
J.M. Coetzee, Elizabeth Costello
jueves, octubre 23, 2008
Una épsilon
Hoy para el viaje traje Vineland. Brazo derecho evitando el vuelco, brazo izquierdo haciendo malabares con el libro abierto. No sé todavía si me gusta. Diré que me enredé en la complejidad y fue un alivio. El comienzo me recordó el de Asfixia: un cuadro que un ser desaforado compone, con fastidio, como resorte para hacer saltar a los títeres en su beneficio. Al llegar a Uruguay Wheeler hablaba con un agente federal, Hector, sobre su ex esposa y yo con esfuerzo desentrañaba. Decía, de la complejidad: como leer un cuaderno de prolija y diminuta letra, abigarrada, mucho en cada página, como gente en un vagón del subte B a las 10 de la mañana, así.
martes, octubre 21, 2008
La voz de Herzog
viernes, septiembre 26, 2008
Declive
Birome
miércoles, septiembre 24, 2008
Los deberes
domingo, septiembre 07, 2008
Quién no
El buscador no encuentra lo que busco, el título del libro del que se recortó la frase, pero me invita a leer este párrafo: "A los ocho años Luis XIII hace un dibujo parecido al que hace el hijo de un caníbal de Nueva Caledonia. A los ocho años, tiene la edad de la humanidad, tiene por lo menos doscientos cincuenta mil años. Algunos años más tarde los ha perdido, no tiene más que treinta y uno, se ha vuelto un individuo, no es más que un rey de Francia, atolladero del que no saldrá nunca".
viernes, agosto 29, 2008
Los triunfadores
jueves, agosto 21, 2008
El resplandeciente funcionar sin pausa de esa máquina
(El resplandeciente título del post fue tomado en la zona tomada).
miércoles, agosto 20, 2008
Lambor
Y el espacio es sutil y vertebrado, más sutil
que la gran lengua del lenguaje
esa que convierte al estático microcéfalo
en interlocutor de un pájaro soñado para el comienzo
y a la flor a la que luego se apela
pensando: una rosa quizás, y su rocío.
(Es decir… ¿Es? ¿Decir? Qué trueque tramposo anuncia esa expresión. Efecto de lectura: rabio contra mis palabras habituales y las combinaciones que habitan, contra mi hábito de labrar palabras con los abrapalabras de siempre).
jueves, agosto 07, 2008
Reyno
domingo, julio 27, 2008
Brusca mente
Eslabones de un hombre aparte
Como iba diciendo
miércoles, julio 23, 2008
Los hombres libres
Segundo hombre libre. (Al primero.) La verdad te obliga a informar de que no tenemos rey y de que, por tanto, este edificio no puede ser su palacio. Para algo somos hombres libres.
Primer hombre libre. (Al segundo.) ¿Que la verdad me obliga? ¿Acaso no somos hombres libres, como bien dices? Siendo así, debemos desobedecer incluso a la verdad... Así es, señor extranjero. Ese edificio que veis ahí es el palacio del rey.
¡Cuernoempanza!
jueves, julio 17, 2008
Ever
y de las resacas y de las corrientes:
¡yo sé de la tarde, del alba exaltada como un pueblo de palomas,
y he visto alguna vez, eso que el hombre ha creído ver!
Mar salido de cauce
Anoche me di una vuelta por el Rojas. Arrastré a Nora, seduciéndola con la buena vida primero. Festival de poesía, salida al mar. Llegamos bien entrada la cosa (la tarde, la poesía). Oleaje cúspide en el santafesino Fernando Callero (me traje su Ramufo di Bihorp) en el primer trío que vi. En el segundo tramo visto y oído estuvo Montserrat Álvarez tan aplaudida como tímida. Encantadora, entonces y más todavía después. Me levanté hoy con un oxígeno nuevo. Vientos de Avalon, no sé si sentí o pensé. Por eso los castillos (y las espadas y escudos que no dije).
Camelot
domingo, julio 13, 2008
El séptimo día
miércoles, julio 09, 2008
Otra lección del maestro
—No su gloria, mi querido amigo —balbució el joven.
—No mi gloria... ¡lo que haya de ella! La verdadera gloria consiste en ... en haber sido puesto a prueba, haber tenido una pequeña calidad y haber ejercido un pequeño hechizo. Lo importante es haber conseguido que alguien se sintiera interesado. Ocurre que usted está loco, pero ello no afecta esta verdad.
—¡Usted es un gran triunfo! —dijo el doctor Hugh, imprimiéndole a su joven voz toda la vibración de unas campanas de boda.
Dencombe se quedó asimilándolo; luego hizo acopio de fuerzas para hablar otra vez:
—Una segunda oportunidad: ésa es la vana ilusión. Jamás ha habido más que una. Trabajamos a ciegas; hacemos lo que podemos; damos lo que tenemos. Nuestra duda es nuestra pasión y nuestra pasión es nuestra misión. Todo lo demás no es sino la demencia del arte.
La visita a Henry James
jueves, junio 26, 2008
Clov parte, se queda
miércoles, junio 11, 2008
No me entendés
sábado, junio 07, 2008
Enramada
Encuentro, acá, a Pavese, que pone a conversar a dos cazadores. Éstos acaban de matar a Licaón, a quien Zeus transformó en lobo para castigar su falta de humanidad. Uno al otro: “¿Estás tan seguro de ti mismo que no te sientes a veces Licaón como él? Todos tenemos días que, si un dios nos tocase, aullaríamos y saltaríamos al cuello de quien se nos resiste.”
Vamos, avergoncémonos
El título del film fue tomado de la Völuspá, profecía de la sibila, primera composición de la Edda Mayor, citada en el material extra del DVD. La vidente narra los principios del mundo y el ocaso de los dioses: “Días de lanzas y espadas, se raja el escudo,/días de tormenta y lobos, se hunde el mundo,/no habrá hombre ninguno que a otro respete”.
miércoles, junio 04, 2008
GODDOTISNOWHERE
Postal de esta mañana
viernes, mayo 30, 2008
Más al borde
Borde
miércoles, mayo 21, 2008
sábado, mayo 10, 2008
Tono
“Qué costoso e inútil resultó todo”.
-Beatriz, Beatriz Elena, Beatriz Elena Bitervo, Beatriz perdida para siempre, soy yo, soy Borges.
Onironauta
(En ciertas o soñadas ruinas circulares un soñado soñaba).
domingo, mayo 04, 2008
Escrivivir
sábado, mayo 03, 2008
Markus
viernes, abril 25, 2008
Los expedientes secretos
20 08 07
De madrugada.
¿Tantos días pasaron? Dije, en mi oído, en voz baja, tantas palabras, estos días. (Esto suena a Beckett. Pero todo siempre me suena a otro. Está bien, me acostumbré a mi cúmulo de recortes. Mi ego no se lastima con lo inevitable). Anduve sin ver el sentido del blog, esto de hablar en público. Me dije: ¿Qué busco? ¿Qué me digan que soy inteligente? ¿Y a mí qué me importa si me creen inteligente o zonza? Entonces me cierro en el silencio: me arrepollo).
Sordo ruido de discusiones. Me afectan esas cosas, ver tanta muestra de vanidad me hace preguntarme por la mía.
Las palabras, huecas. ¿No ven que no llevan nada? No tienen carga, no, se me vaciaron, por el camino, se me volcaron. (Disculpen, tendría que haber sido más cuidadosa). No denotan ni connotan. Como varitas arman una estructura. El aire pasa a través. Ahí quedan, negras, rígidas, señalando la nada. (Flechas, flechas: Gombrowicz). Leí mucho. Leí poco. (Las dos cosas son ciertas). Qué importa. Qué importa nada. Y esto mismo me hace pensar en el blog. Debería postear todo esto. Mostrar las tripas, decir: “Vean, así soy yo, nada de esto importa, sigamos jugando”.
Ahora pienso esto para el blog: escribir un comentario debajo de otro, no volver a postear, si no es ahí.
[Pastoral americana: hermoso y brillante como manzana que se agusana].
Pero comentarios que no contesten a los de los demás, que no sean réplicas, sino autónomos. Simulacro de comentario: creen que contesto y cada vez me cierro más. Esto no es una pipa. Esta boca cerrada es mía.
Lo tengo que decir: me da impresión que me haya linkeado Portnoy. ¿Por qué habrá sido? ¿Porque dije Roth? ¿Por Film?
Más tarde. Levemente psicodélica, escucho “I am the walrus” sin parar. Siento un malestar, un comienzo de náuseas. Quiero seguir escuchándola hasta que no la soporte. Y después seguir.
Daniela me dice que abra la boca y cierra la suya. Jorge se purga. Cuartos que van quedando a oscuras.
Más tarde todavía. Escribir sin parar, en diferentes horas del día. Ver el desgaste de las horas del día. Quizás las horas de oscuridad traigan más luz que los rayos matutinos.
Tendría que dejar los dedos correr. Vamos a hacer este ejercicio. Sin tema, escribir al menos diez renglones, sin parar.
La noche es fría y húmeda, especialmente oscura. Todas la noches la luz se va, es cierto, pero en esta en especial hay ausencia de claridad. Una media luna esmerilada, pocas estrellas. Estas noches me llevan a envolverme más en mí, más de lo que en estos días. En la crisálida. Oh, pero qué poco jugosa mi crisálida, qué pobre. Lo que quiero es una crisálida como la de Strindberg, no sé que hago en este envoltorio tan miserable. Debería limpiarme y comenzar todo otra vez, por qué estoy encerrada en la crisálida conmigo. Quiero salir de mí. No puedo encontrar belleza en ningún lado por acá, alrededor, debo irme lejos. O nada más pegar un saltito al costado de mí. Segurmanete me miraría con compasión. Pobre pellejo donde mi corazón se debate. Y qué es eso tan grandioso que me creo que soy a veces. Puro pellejo seco. Y aunque parezca paradójico eso es lo que me da motivo para escribir, la inutilidad, la fragilidad, lo vano del acto. Acá estoy, animalito mínimo, mediocre inteligencia, escribiendo como si fuera un dios y riéndome de mi insignificancia. Hago grandes gestos, eso sí. Camino, me desplazo como un gran actor. Abro bien la boca para hablar, modulo mis chillidos de rata.
Más de noche. Para qué decir nada a los demás. Para qué si tengo que andar pidiendo disculpas. Falta el estímulo. Pero es miserable decir eso, que espero el estímulo externo, es vergonzante, dejemos todo en el silencio.
Más sobre Haneke y más
(La semana pasada, después de Zamok, fui a ver Redacted, de De Palma. Me levanté antes que terminase, la charla vacua de los dos soldados al final me resultó intolerable, una rascada de lomo. Nori dijo: “Tenía ganas de que les pusieran una bomba y se muriesen de una vez. Y lo peor es que me daba rabia que me diese rabia, haber entrado en ese juego”. Se entenderá por qué la adoro).
Más allá del cine, busco esa franqueza, es decir, esa señal de respeto, en todos lados, en los libros y en la gente, aunque raspe.
(Otra vez me acuerdo de Nori, que a veces me espeta: “eso que dijiste es una estupidez”; “no te pongas en pose”; “eso no te lo creés ni vos”. Se entenderá por qué la adoro).
miércoles, abril 23, 2008
Diversa diversión
viernes, abril 18, 2008
Zamok
Empezar, empieza así: un hombre camina sobre la nieve y a lo largo de la presentación. Llega a una posada, donde lo intiman a dejar "el territorio" de inmediato. No se amilana, persiste: es inspector de tierras -al menos eso sostiene el que subtitula-, ha sido convocado por los señores del castillo. Alguien llama, averigua. Del otro lado dicen no pero enseguida sí. Ahí, en ese hueco que se abre entre el no y el sí, pervive K. En la duración lo rodean personajes a los que el influjo del castillo desangró: pálidos, ojerosos, de ademanes afectados. También K. se afantasma y no sólo en el aspecto. Pierde su identidad; la pierde, podría decirse, en una apuesta.
El énfasis está en el absurdo: sueltan cerdos en la posada, al sonar una alarma, mientras los presentes se mantienen en posición de firmes -esa reverencia ante los cerdos duplica, ironiza, la que los pueblerinos muestran frente a los señores-; hay pinturas de conejos en las paredes, uno vivo en la cama del superintendente; fragmentos oníricos, con el castillo envuelto en espuma -pensé en Lynch, en Carroll-; música y bailes grotescos. La pirueta final es de un humorismo agrio, desesperanzador.
Vean si la consiguen y vean.
miércoles, abril 16, 2008
Sobre el descontento
“Ser descontento es ser hombre”, leo en otra voz, la de Pessoa, en Mensaje.
martes, abril 08, 2008
lunes, marzo 31, 2008
Nocturno en ruta
"Siempre que evoco el recuerdo de los primeros tiempos de mi estancia en las Sirtes, se me representa con intensa vivacidad la sensación anormalmente exagerada de extrañamiento que sentí desde el primer instante, y se me aparece siempre preferentemente ligada a aquel velocísimo viaje. Resbalábamos como por el filo de un río de aire frío que la carretera polvorienta iba jalonando de pálidos resplandores, cayendo de nuevo enseguida la oscuridad opaca a ambos lados; a lo largo de aquellos caminos apartados, en los que tan improbable parecía ya cualquier encuentro, nada tenía comparación con la vaguedad indecisa de las formas que se esbozaban desde las sombras para volver a desvanecerse inmediatamente en ellas. Con la falta de toda referencia visible, sentía crecer en mí aquella ligera y progresiva atonía del sentido de la orientación y la distancia que nos inmoviliza antes de cualquier indicio, como el aturdimiento inicial de un mareo, en mitad de un camino en el que nos hemos extraviado. Sobre aquella tierra paralizada en un dormir sin sueños irrumpía por todas partes la inmensa y asombrosa fosforescencia de los astros, reduciéndola como una marea, y exasperando el oído hasta un afinamiento mórbido con su crepitar de chispazos azules y secos, como cuando sin querer aguzamos el oído ante la presencia del mar presentido en una remota lejanía. Arrastrado en aquella carrera exaltante hacia lo más cavernoso de la oscuridad pura, me bañaba por primera vez en aquellas noches del sur, desconocidas en Orsenna, como en el agua de un bautismo. Algo me estaba prometido, algo se me estaba revelando; sin explicación alguna penetraba en una intimidad algo angustiosa; aguardaba el nuevo día ofreciéndome ya con mi mirar ciego, igual que se avanza con los ojos vendados hacia el lugar de la revelación."
Ya que estamos en el tema
Sesenta y cuatro
miércoles, marzo 12, 2008
Colores
lunes, febrero 25, 2008
La casa y los fusiles
A todos mis coinquilinos. Poseo cinco fusiles de juguete. Están colgados en mi armario, uno en cada gancho. El primero me pertenece, por los demás puede presentarse cualquiera. Si se presentan más de cuatro personas, aquellas de más deberán traer sus fusiles personales y depositarlos en mi armario. Es necesaria la unidad de acción, sin la cual no se adelanta. Por otra parte, mis fusiles son completamente inservibles para cualquier otro uso, el mecanismo está deteriorado, el corcho se soltó, sólo los caños disparan ahora. De manera que no será difícil llegar a conseguir otros fusiles como los míos. Pero, en realidad, en los primeros tiempos sirven también personas sin fusiles. Nosotros, que estamos armados, formaremos en el momento decisivo una barrera en torno de los inermes. Método que dio buenos resultados en las luchas de los primeros colonos norteamericanos contra los pieles rojas. ¿Por qué no habría de funcionar también aquí, donde la situación es análoga? Por consiguiente, a la larga, se podría hasta renunciar a los fusiles y hasta los cinco de mi propiedad no son absolutamente indispensables, y se usarán solamente ya que están. Si ustedes no quieren, sin embargo, armarse con los otros cuatro, dejen, no más. Quiere decir que sólo yo llevaré uno, en calidad de jefe. Pero nosotros no debemos tener un jefe, de manera que también yo romperé o abandonaré mi fusil.
Volver en sí
jueves, febrero 21, 2008
Sabrán disculpar
viernes, febrero 15, 2008
Subrayando el subrayado
Pienso en los libros marcados que presto, cómo descubren impúdicos un pedacito de desnudez no buscada en, digamos, el gusto por ciertos giros. Y más. Las intensidades del trazo, el zigzagueo que denota la costumbre de leer en el colectivo.
Puede resultar en confusiones. Por ejemplo, yo le plagié a David Viñas sus subrayados. Viñas nos pasaba fotocopias de sus libros (reconocía la letra de las notas) y a mí me gustaban esos redondeles redondeando alguna palabra que se extendían en una raya alfombrada por debajo de la frase. Adopté ese dibujo. Si les llega un libro mío, vean y verán. Y si se lo dan a algún Ezequiel para que les lea la borra libresca avísenle que de ahí no derive conclusión alguna sobre mí.
Inquietud larvaria
Prepárense para leer de un modo diferente, de un modo en el que las palabras se relacionan entre sí no sólo por su valor semántico o sintáctico, por su sonido o según el ritmo del texto “principal”, sino que, de acuerdo a semejanzas no incluidas en los diccionarios ni en las gramáticas, se inventan etimologías, sufren sus propios lapsus y, como se especifica en el título de un libro posterior del mismo autor, establecen relaciones sexuales entre sí; se gustan o se detestan, se persiguen y, todo el tiempo, se transforman unas en otras... Prepárense para un carnaval de palabras enmascaradas.
Gula
domingo, febrero 10, 2008
Lumelización de Foucault
es que no habla a través de las palabras
y no se deja entrever en su sinuosidad;
es la irrupción del lenguaje,
su presencia súbita:
esa reserva
de donde surgen las palabras,
ese absoluto
retroceso del lenguaje en relación consigo mismo,
y que hace que hable.
No es una noche surcada de luz,
un sueño aclarado
o una vigilia soñolienta.
Es la irreductible frontera del despertar;
indica que,
en el momento de hablar,
las palabras ya están ahí,
pero que antes de hablar
no hay nada.
Más acá del despertar no hay vigilia.
Pero, desde que el día apunta,
la noche está ante nosotros,
ya rota y formando piedras tenaces,
con las cuales habremos de hacer
nuestra jornada.
En el lenguaje el único azar serio
no es el de los encuentros interiores,
sino el del origen.
Acontecimiento puro que está a la vez
en el lenguaje y fuera de él,
puesto que forma su límite inicial.
Lo que lo manifiesta
no es que el lenguaje sea lo que es,
sino que haya lenguaje.
Y el procedimiento consiste
precisamente
en purificar al discurso de todos esos
falsos azares
de la “inspiración”,
de la fantasía,
de la pluma que corre,
para ponerlo ante la evidencia insoportable
de que el lenguaje
nos llega desde el fondo de
una noche perfectamente clara
y que no puede ser dominada.
Supresión de la oportunidad literaria,
de sus caminos oblicuos y sus atajos,
para que aparezca la línea recta
de un azar más providencial:
el que coincide con la emergencia del lenguaje.
La obra de Roussel
—y ésta es una de las razones
por las cuales
ella nació a contramano de la literatura—
es una tentativa de organizar,
según el discurso menos
aleatorio,
el más inevitable de los
azares.
Al pasar
Tentativa Roussel
(Robbe-Grillet propone, acerca la máquina de Locus Solus de la que hablé antes, que la explicación de su funcionamiento es tan detallada que “hace las veces de la máquina misma”. Desdoblo una vez más, abro el paño. Hay un escrito de Roussel titulado “Cómo escribí algunos de mis libros”. Arriesgo que acá Roussel “hace las veces” de Canterel).
jueves, enero 31, 2008
Máquina Canterel
martes, enero 29, 2008
Canteros
Martial Canterel
-¿Qué leés? (señaló mi libro).
-Locus solus.
-A ver… (lo agarró y miró un poco la contratapa y la primera página). ¿Pero este Roussel cuál es?
-No es ese que pensás.
-¿Y qué tal?
-No sé, recién lo empiezo, habré leído unas diez páginas. Humor, fábula. Mirá lo que dijo Beckett.
-¿Y qué sabés en qué contexto lo dijo? Por ahí se quería levantar a una minita. “Roussel, un fenómeno. ¿Vamo’a cogé?”.
-También están Breton y Foucault.
-Sí, ahora me acuerdo que existe ese ensayo de Foucault. ¿Conocés el de Deleuze sobre Carroll? Un estudio sobre las capas del sentido. La lógica del sentido, se llama. Por lo que decís del humor y la fábula, pienso en Deleuze-Carroll, Foucault-Roussel. Viste que Deleuze y Foucault… (estiró los dedos índices, los separó y juntó dos o tres veces).
-La traducción es de Marcelo Cohen, un escritor que me gusta mucho.
-El de El frasquito.
-Sí, flaquito y alto.
-Ah, no, ése es Luis Gusmán… ¿Eh?
[Comentario sobre las primeras páginas de Locus Solus: parecen desarrollarse a partir de la frase que consigné arriba. Planta la frase y el resto es cantero alrededor. Cantero de Canterel, hábil jardinero. Alcancé a ver en la página 15 otra estatua: otro cantero].