viernes, enero 04, 2013

Néstor

Tres citas terribles como los ángeles de Blake, de alas desmesuradas:
“Oigo la ruina de todo espacio, vidrio pulverizado y mampostería en derrumbe, y el tiempo una lívida llama final. ¿Qué nos queda, después?”

“Tengo miedo de esas grandes palabras que nos hacen tan desgraciados”.

“La historia es una pesadilla de la que estoy tratando de despertar”.

Se ensayan explicaciones. El fin de los tiempos de Blake o de una era a causa de la primera guerra -Gamerro. La reacción ante una velada amenaza de Deasy -velada quizá hasta para él mismo-: “somos generosos pero justos”. Una alusión, por último, a la opresión ejercida sobre Irlanda por esos tiempos.

Néstor es el prototipo del anciano prudente, valeroso, excelente en el consejo, tanto en la Ilíada como en la Odisea -Grimal. “He venido a abrazar tus rodillas”, le dice Telémaco a Néstor, cuando acude a él para averiguar el destino del padre. Acá hay un consejero, pero Stephen no se inclina ante él ni a su lado. Este falso sabio enarbola una bandera inglesa: Pagué mi precio. “¿Comprende?” “Por el momento, no” -Stephen. Y Deasy: “sabía que no”. Pero no sabía, no puede saber.  

“¿Es ésta la sabiduría de los viejos?”

Excurso: Una vez escuché que Brausen le insinuaba a Stein que había dos tipos de hombres, los que pagan el precio antes y los que lo hacen después. La mayoría paga antes. Brausen, después.

Deasy paga antes. Stephen, después. ¿Comprendería esto Deasy?

Stephen enseña historia a chicos de rostro vacío. El precio. Y también: “Tía dice que mataste a tu madre”. Este Hamlet, al que ronda el clamoroso fantasma de la madre muerta, ¿sobre quién podrá extender la mortaja de su venganza? La culpa le corroe la conciencia. Una vez más: el precio.

Un puente cruza un río. Y hay muchos puentes sobre el Liffey.

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