Resulta que la copia que conseguí de Macbeth de Béla Tarr tiene subtítulos en inglés. Como en mi inglés lo que no es trabazón por desconocimiento es óxido por olvido y me desespera la idea de perder palabras, de no interpretar los signos, voy a buscar a la biblioteca mi muy andado Macbeth. Poco rato y decido este método: leo un fragmento, una escena o dos, y doy play. Así hasta el final, con las dificultades evidentes de que una hora dure tres o cosa parecida, la pérdida del ritmo y el resto imaginable -y enunciable pero para qué-, pero con la ventaja de ir comparando, siguiendo las elecciones de Tarr en lo que se refiere a interpretaciones y algo muy interesante: las elisiones. Elegir lo que se quita de Shakespeare, esa es la cuestión. Por lo demás, es fácil seguir las huellas; el texto, el que queda, es fidelísimo.
La película me gustó. Es austera, una clara trasposición de una obra teatral para la televisión. Abundan los planos cerrados y los primeros planos. Muy buen trabajo de György Cserhalmi como Macbeth -el esposo de la cantante en Karhozat. Me alegró ver también al genial Miklós Székely -Karrer en Karhozat, Futaki en Sátántángo-, aunque cumple un papel ínfimo, como asesino de Banquo. Pienso en los gestos medidos de Székely en las otras películas. Esa fisonomía es puro dique y hay que imaginar lo que empuja detrás. Es comprensible que el histriónico Cserhalmi tenga el papel más relevante acá y viceversa. Por lo demás, me desconcertó que las brujas fueran representadas por hombres. También me incomodó un poco la lucha final, que más parece una danza ejecutada con pereza.
Macbeth es un personaje fascinante, en lucha con sus demonios. Como contraparte, la mujer es una flecha lanzada a la meta, ciega. No se detiene a observar sus actos, obra en lo necesario, como las fieras. Macbeth es consciente de su propia oscuridad, resuelve la acción no sin pasar por dudas y temores. No es un cobarde, como alguna vez le espeta Lady Macbeth para azuzarlo. Afronta con valor las consecuencias de su desatada ambición -“¡Ven, destino! ¡Luchemos tú y yo hasta morir!”.
Inminentes, las versiones de Kurosawa, Welles, Polanski.
6 comentarios:
No vi la de Kurosawa ni esta que comentás; en mi gusto personal, las versiones de Orson y Polanski pelean palo a palo. Orson la hace más fiel al texto, pero con dos pesos de producción; lo de Polanski es más espectacular, más sangriento.
Alguna vez, cuando le preguntaron al respecto, el amigo Roman dijo "es que me pareció que las versiones de Orson y Kurosawa no habían estado a la altura del clásico". Chupate esa mandarina. Se le perdona la boutade; como diría otro: es un caradura, pero de los nuestros.
El captcha que me pide este cuadro de texto es "kises"; en consecuencia, y sin más, un beso grande, Vero.
Hoy una hora de insomnio me alcanzó para media peli de Polanski. Es espectacular, como decís -tiene escenarios maravillosos- y sangrienta: ya a un paso de los títulos un hombre destroza la espalda de otro inerme en el suelo, a golpes, con esa bola de hierro al fin de una cadena que quién sabe cómo se llama. Acerca del laburo de los actores, la verdad, me pareció que el que hace de Macbeth tiene, al menos hasta que alcanza la corona, una perpetua expresión de ganso que no cuadra con el personaje. Además el grado de aflicción que muestra me parece excesivo - para mí, no puede ser tanto porque no se condice con la resolución con la que obra. Otra cosa que no em gustó -de esa horita nomás hablo, la que pasó de 5 a 6 antes de que ardieran los ojos y volviese a dormir otro rato- son las lágrimas de Lady M. antes de que M. mate a Duncan. ¡Lagrimas de esos ojos pétreos, vamos! No, yo creo -no por Tarr, me convencí en cada lectura de Macbeth- que Lady M. es de una pieza en su ferocidad, inhumana, a diferencia de Macbeth.
Por lo que decís de la de Orson, presumo que se acerca a la de Tarr.
¡Cómo un beso solo! ¿No es plural? Besos para ti.
Yo vi una versión que, me parece, era la de Welles. La dieron en Canal 7, era en blanco y negro... ¡Cuánto cine en blanco y negro me falta ver! (Cuánto cine actual se hace para olvidarse instantáneamente...).
Offtopic (para mantener mi estilo) --¿Viste la última de los Coen? De lo mejor (bah, al menos a mí me gustó mucho). ("Barton Fink" y "Fargo" siguen gustándome, pero esta nueva tiene algo más, una especie de perfección, de balance entre lo cómico y lo trágico que -sabiendo que se trata de los Coen- quizá nunca pueda superarse en los próximos 500 años). Quiero decir: situaciones al mismo tiempo trágicas (¡terribles, angustiantes!) y graciosas (¡para morirse de risa!).
Salutes y buenas fiestas.
La de Welles es muy buena, pero te recomiendo especialmente la de Kurosawa. También en blanco y negro. Bueno, hay cine más o menos actual en blanco y negro. La colosal Satantango de Tarr es del 90 y algo, y en B/N. Sí vi la de los Coen y me gustó mucho, aunque sé de gente que la odió. Es comprensible, por ese mismo contraste que señalás. Las medianías, las bisectrices no suelen despertar esas reacciones tan contrapuestas. Gracias por tus buenos deseos y para que sepas: se cumplieron. Pasé el fin de año comiendo cordero en Ushuaia y humectando el garguero con buenos vinos. Besos.
La de Kurosawa es muy recomendable. Entre sus muchas virtudes, destaco una que me satisfizo mucho: todos andan muy bien a caballo.
¡Ja! Cierto, son buenos jinetes. También esos detalles hacen al disfrute, después de todo. De golpe me acordé de un comentario de Borges sobre los matones en el cine argentino: dice que agarran el revólver como si sostuvieran una banana. Es apenas un gesto, pero desmoralizante para el espectador. Hablo un poco más de Kuro en otro post, fijate: http://elinfiernodenuestrodescontento.blogspot.com/2011/01/macbeth-macbeth-macbeth.html
Saludos, Ericz.
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