miércoles, agosto 30, 2006

Enajenada

Lo que importa, lo que en verdad importa, está acallado, apaga el pucho en la oscuridad de la costumbre, queda oculto detrás de estos pesados telones. Porque esto es teatro. Simulo que me interesa lo que leo. Es triste, pero tengo que admitir que estoy acostumbrada a la asfixia. Respiro cortito y pienso con disfonía. En el trabajo, ando tironeada de acá para allá por textos incoloros, inodoros e insípidos, pero que me reclaman con carteles enormes (y sonoros: en el teléfono ella me dice por tercera vez “¿ya mandaste Honduras a traducir?”), mientras los que sí me gustaría leer me esperan revolviéndose de impaciencia. Por ejemplo, mientras almuerzo leo ese artículo sobre Céline que imprimí y ni tengo tiempo de terminarlo que ya vuelvo a leer qué pasa en la economía hondureña. Ni siquiera es necesario que me entere de qué se trata: me asomo a ver cómo está escrito el informe, apuntalo la estructura, plumereo las últimas pelusas y lo dejo prolijo y listo para servir. Acomodo la estantería. Pero como decíamos el otro día, esta esclavitud permite aquella libertad, y así le vamos dando turnos a lo que nos interesa y a lo que no pero redunda en interés de otros. En ese “pero” está la aceptación de las reglas de lo que de ninguna manera se puede llamar juego, ingeniería perversa, podría ser, eso que opaca la mirada y la vuelve cínica.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

“¿Ya mandaste Honduras a traducir?”, me encantó la frase. Es decir, cómo el lenguaje se burla de la actividad de las empresas, de la productividad y de la eficiencia. Porque "honduras", no se puede traducir, además no haría falta y además: ¿cómo sabe usted que le fue dicho con mayúsculas? Es decir, en cualquier segundo de la vida, si uno se aparta del contexto, de la cínica ingeniería de andar acomodando los estantes, la maravilla está ahí, al alcance de los dedos.
Chapeau, Vero. (léase: chapó, Veró)

Anónimo dijo...

Ese deambular por textos asfixiantes y monótonos -donde Honduras, Chile, Venezuela y vaya uno a saber cuantos más, terminan confundiéndose-, no nos ayudan, en cierta medida, a redescubrir maravillados las palabras de aquello que ansiábamos leer?
Como siempre, impecable lo tuyo Ve.
Nora
PD: Vaya si recuerdo lo agotadores que podían ser los artículos sobre "la situación económica y la evolución de los seguros" :)

Anónimo dijo...

Uff!!. Agotadora suerte del escriba a sueldo. La conozco. ¿Sabés de qué me hace acordar? De un cuento que Nielsen puso en su blog hace un tiempo, sobre un tipo que labura en una empresa de pompas fúnebres, capaz que lo leíste. Este trabajo de retocar textos ajenos se parece un poco al de los que "remozan" los cadáveres para los velatorios, al menos a veces... cómo no va a opacar la mirada.

Un abrazo, Vero.

Vero dijo...

¡Es cierto, Carlos! Seguro que es honduras, así en minúsculas (podría agregar que en la oficina soy vero con minúsculas, me reduzco, también, pero no quiero abusar de la autocompasión, que queda feo, che). Y qué hondura la de tu reflexión. Y muchas gracias.
Uy, sí, Nora, acá se cumple la utopía de la unidad latinoamericana (o más bien el revoltijo). Y sí, siempre el tema de lo amargo y lo dulce. ¡Pero quiero más postre! (no carguen, ¿eh?). Gracias, un abrazo fuerte.
Vos sabés Pablo que hace meses leí la versión intervenida de ese cuento que decís, donde están los Fogwill (Enrique y Vera) opinanndo, me pareció muy interesante. Del cuento no me acuerdo mucho, voy a volver.
Bueno, gracias a todos por comprender y compartir.

Bardamu dijo...

"Pero" la tensión está en el "pero". Tensión que se puede sublimar -como parece sugerir/intentar Carlos-, tensión que puede derrumbarse en el cuello y el hígado, tensión que puede, también movilizar hacia su opuesto.
"¿Ya mandaste H/honduras a traducir?"
"No".
Bartleby es posible, siempre.

lunanueva dijo...

Ay, Vero... No hay forma, a la larga, de que esta esclavitud no le vaya restando espacio a aquella libertad. Hay que saber encontrar a tiempo la puerta de salida, porque si no la mirada no sólo se opaca y se hace cínica: nos quedamos muertos. Te lo digo yo, que paso muchas horas al día leyendo historias clínicas, controlando facturas de sanatorios y revisando contratos.

Silvia Sue dijo...

"Esta esclavitud permite aquella libertad", a la que vas, Ve, con todo alivio, después de haber mandado a traducir Honduras.
Me encantó el texto, sentí la asfixia en garganta propia.
Yo de la libertad conozco más bien y de cerca la otra, la privada, la que a alguien le es privada (de privación, claro)
Esta semana, changa que me cayó, pedí por la libertad de otro (J.L. P, 22 años, alias "el conde", alias "bola de humo")que salió pero que no sé por qué me late que va a volver a entrar había entrado por abigeato (no, por si lo piensan, no es "violar a una vieja".
Es robarse una vaca.)

Me fuí por las ramas, pero siempre me pasa con eso de la libertad y la atadura voluntaria, me pasa cuando dicen esa maldita palabra.

Vero dijo...

Las tres veces que ella preguntó dije no. Pero Bartleby, Luis, no dice "no" sino "I would prefer not to". La oposición parece tibia (por el would) pero es por eso mismo infranqueable. Pero no, no puedo llevar las cosas a ese extremo, como no puedo ser Kafka todo el tiempo. Como decís, la tensión está en el "pero", en éste de recién también.
Lunanueva, sí, encuentro puertas de salida, por suerte, y corro lo más rápido y lejos que puedo. Una amiga me dijo el mejor piropo, hace un tiempo: "No conozco a nadie que disfrute la vida tan intensamente como vos" (se ve que conoce a poca gente). Por supuesto, es una exageración de alguien que me quiere, pero trato.
Gracias, Silviasú, por acompañar en el sentimiento.
Abrazos a cada uno.

Bardamu dijo...

Sin embargo, el placer de decir: "preferiría no" es quizás una de las pocas esperanzas posibles para no desbarrancarse. Prefiero -siguiendo a Deleuze- esta interpretación para la frase de Bartleby y no aquella traducción de Borges "preferiría no hacerlo", puesto que me gusta referir la sentencia a algo mucho más esencial que una mera acción y como vos bien decís, infranqueable.

Anónimo dijo...

Muy interesante lo que dicen, señores (y señoras). Sería algo así como una paradoja: algo que se encuentra entre el "sí" y el "no" resultaría aún más infranqueable que un "no" (digamos que un "sí" se parece bastante a una luz verde). A un "would", a una especie de "tal vez", no hay con qué darle. En eso consistiría la imbatibilidad del discurso histérico, tal vez. Nótese que acá no estoy hablando de psicopatología sino de discursos. Podría traducirse con "a la histeria no hay con qué darle". O aún mejor: ¡Último momeeeentooooo!¡A la histeria no habría con qué daaarrle!
Seguramente el Bartleby va mucho más allá de esta pequeñez que digo, pero cada uno reflexiona con lo que tiene.
Y es un placer.

Vero dijo...

Gracias otra vez, Carlos. Luis me agarró al vuelo: por Deleuze cité la "fórmula" en inglés. Sí, Luis, "preferiría no" acerca más el bochín. Un beso.

Tino Hargén dijo...

a la merde, la tropilla se anda deleuziando y bartleviando sin asco...

mi poroto translator: "preferiría QUE no", porque me ecanta el qué, introduce el equivalente al "not to" como conector que pertubra la normalidad, y en este caso para mi es lo más...

Vero dijo...

Tino, el problema con el “que”, para mí, es que si refiere a lo que completaría la frase, la fórmula falla (preferiría que no = preferiría x no). En ese sentido, se asemeja a la versión de Borges, “preferiría no hacerlo”. En la traducción tiene que quedar claro que Bartleby no prefiere una cosa, pero tampoco prefiere otra en su lugar, es una no preferencia absoluta. Prefiero “preferiría no”.
Y que conste que es la culpa del Luigi, yo no llamé al Bartleby ese.
Besos y gracias.

Tino Hargén dijo...

SOn cuestiones de preferencia. "Preferiria no" no me satisface como equivalente a "I would prefer not to", el "not to" final está introdiciendo algo especial que de alguna forma debe ser expresado. Pero que tema tan apasioante las traducciones. Otra cosa, otra imposibilidad son los nombres, sobre todo cuando en la lengua original no son nombres corrientes ( ni John, ni Nick, çni Joe ) y pretenden decir algo más. Fijate que los personajes de es ecuento se llamaban Turkey ( pavo), Ginger nut ( galleta o biscocho de jengibre ) y Nippers , (que podría dar la idea de algo como "pellizcador"?? ). Es evidente que no son nombres casuales y el autor quiere poner en juego esa signifiación. Pero como hacés para traducirlos? Borges directamente no los traduce, los deja igual, algo se pierde irremediablemente.
Y si traducía el más fácil que parece ser Turkey, un Pavo, pero el problema que en español da la ironía por pavote...en fin... compadezco a los traductores

Anónimo dijo...

Iwouldprefernoto. Encantóme. se resite pero desabrocha su propio botón.

Vero dijo...

Muy interesante lo que apuntás sobre los nombres, Tino. Es verdad: en ese aspecto se pierde mucho en la traducción.