domingo, diciembre 24, 2017

Cabernet

Anoche: tomo una copa y otra, reconozco el dulce entumecimiento y me dejo caer, molicie de las extremidades, la cabeza un amasijo, laten las encías y la lengua se despereza en la boca como un brazo que tantea paredes desconocidas. Oscurezco la habitación, no para aislarme sino para expandir mi percepción de lo que me rodea, como si las sombras me amaneciesen.

1 comentario:

Vero dijo...

Hoy: me levanto antes de las 8, duermen, recuerdo a Ever que corre unos cuantos kilómetros cada día (y cómo me asombré cuando me lo contó Nat), me calzo las zapatillas y contra todo en mí menos mi voluntad salgo a correr.