viernes, octubre 22, 2010

Esa orilla

Hoy por la mañana, antes de salir para la oficina, sobrevolaba los estantes de la biblioteca con la vista y un poco con una mano buscando un libro, el que me llamase, el que me buscase. Caí en uno que compré hace poco y lo levanté o me levantó. Campo general y otros relatos, de Guimarães Rosa. Una edición de tapa dura de FCE, precio acomodado, un milagrito en suma. En el subte fui al cuento leído tantas veces, “La tercera orilla del río”. (De a ratos, de a palabras, raspó la traducción. Digamos: “Solamente quieto”. Pensé en las alternativas: “callado”, “tranquilo”, alguna de ésas. O el verbo “acontecer”, tan usual en portugués, pero no en español. Igual, qué difícil debe de ser traducir a Guimarães.) Pasó la línea esperada (“Y estoy pidiendo, pidiendo, pidiendo un perdón”) y en el aire estancado del vagón me erizó la piel como si hubiera soplado viento.

2 comentarios:

Pablo dijo...

Hola Vero. Me dejaste pensando en la línea esperada (la dedicación de leer para llegar a esa línea o esa frase, que a veces, ni siquiera tiene el lugar, honorable en un cuento, de ser la última)

Vero dijo...

Hola, Pablo. Ése es un cuento que leí muchas veces, pero como los chicos me gusta recontarme la historia auqnue la sepa casi de memoria. Y esa línea... la espero y sin embargo cada vez me toma por sorpresa. No es la última pero es la más importante, la de la revelación.