sábado, mayo 15, 2010

Hedwig se despide de Simon

Veo que te vas, que ya lo has decidido. Adiós. Ven a mi lado y dame la mano […]. Intenta ser un hombre de bien. Participa de la vida pública, haz que se hable de ti, me daría un gran gusto oír hablar de ti a la gente. O bien, vive como mejor puedas y sepas hacerlo, permanece en la oscuridad, lucha en la oscuridad con los muchos días que aún te irán llegando. No te creo capaz de debilidades. ¿Qué más puedo decirte para desearte suerte en tu viaje? Y da las gracias. ¡Vamos, oye! ¿No piensas darme las gracias por haberte tenido aquí todo este tiempo? No, déjalo estar, no es tu estilo. Serías incapaz de hacer una reverencia y decir que realmente no sabes cómo agradecérmelo. Tu conducta ha sido tu agradecimiento. Contigo he perseguido y ahuyentado el tiempo hasta hacerle sentir miedo de nosotros. ¿No tienes en verdad más cosas que las que caben en esta maletita? Eres realmente pobre. Una maleta es toda tu casa en este mundo. Hay en esto algo extraordinario, pero también lamentable. Vete ahora. Te seguiré con la mirada por la ventana. Cuando llegues a lo alto de la colina, vuélvete y mira una vez más hacia mí. ¿Qué otros signos de ternura hemos de intercambiar todavía? ¿Tú, el hermano, conmigo, la hermana? ¿Qué importa que una hermana no vuelva a ver más a su hermano? Me despido de ti fríamente porque te conozco y sé que odias las despedidas efusivas. Esto no significa nada entre nosotros. Y ahora dime adiós y vete…

Robert Walser, Los hermanos Tanner

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