miércoles, marzo 12, 2008

Colores

Esta mañana, como a las nueve o nueve treinta, mientras me vestía y tomaba unos mates, miraba, con intermitencias, Antes del amanecer, por TNT. En ese canal pasan las películas dobladas, así que de a ratos sólo escuchaba y podía seguir el hilo sin fijar la vista en la tele -cosa difícil de hacer cuando el cuello de la remera está buscando asentarse en la base del propio, por ejemplo-, pero con la desventaja de tener que soportar esos tonos de voz punzantes de los doblajes. Transcurría, durante los pocos minutos que corrieron mientras mi pereza para prepararme a salir de casa los veía pasar y se mantenía impasible en sus trece, la escena en donde la pareja se encuentra con un poeta al paso. Denme una palabra, les daré un poema que la contenga y después me podrán pagar, decía, más o menos. Dijeron sí, escribió y leyó. Era bueno el poema repentista, yo también hubiese pagado (pagué, de cierta manera, es decir, pagué ese fragmento de la película con mi tiempo). En el último verso brillaba adverbialmente un aún, que me gusta en los finales, porque instala en el borde la continuidad y quizá la inminencia. Pero me voy por las ramas. El poema, decía, estaba bueno. A la chica le gustó también y ensalzó al poeta. Entonces él dijo: seguramente lo tenía escrito y agregó nuestra palabra en cualquier verso. Ella lo miró seria, preguntó qué, él dijo nada, nada. Salí de casa pensando cómo me gustan, sobre un fondo rosa, las salpicaduras en negro.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

un toque de cinismo

Anónimo dijo...

un toque de cinismo

Vero dijo...

Dos toques (ji). Pero no lo llamaría cinismo. No hay fingimiento, al contrario, se trata de correr un velo. No sé por qué ayer dije "negro", hubiese debido hablar de luz o algo así. Me gustan esas cosas de la peli, como el momento en que él empieza a barajar formas para verse de nuevo y ella dice: mirá, no nos pasemos los teléfonos, es tan molesto, uno llama dos, tres veces, después pasa un tiempo y se ve forzado a llamar cada tanto, sin ganas. O: todo muy lindo, ahora veamos las cosas como son. Creo que esto viene del otro día en que hablaba en lo de Luis de la última de Cronenberg y decía que me encantó todo menos el final. Es fucsia de tan rosa, me dio una rabia bárbara. Pero bueno, es una perspectiva.

Anónimo dijo...

Sí, toda la historia suena como una toma de distancia de las costumbres del amor cortés. Aquello de perder la cabeza, robar flores, escribirle.
Plantarse ante esa peli como quien no quiere la cosa, y además destacar el gesto oscuro.
Puede que sea la adultez la que nos pega de esa manera. No sé. No hay una sola manera, aunque quizás cada uno tenga "su" manera; lo que a uno le parte el bocho como una sandía a otro lo lleva a hacer zapping con un bostezo.

ebrocken dijo...

podría ser un precepto estético: para revalorar el idilio, mejor verlo amenazado, con marcas de experiencia y fraude.

Anónimo dijo...

Querida amiga, entrañable, y descuidada de mi parte; te gustan los finales con adverbios, y volví sobre un texto que brilla el todavía (casi un aún) http://elventrilocuo.blogspot.com/2007/06/no.html
y ya veo, es así,la afirmación se confirma, uno de los pocos comentarios tuyos en mi blog está allí. Espero haber sido digno.
besos

alotropico dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
kurubeta dijo...

vero, ke ropa te ponías cuando peskaste esas imàgenes en la TV' salutes guaraníes

Anónimo dijo...

Esa alusión cromática se percibe: la lanzaste entrelíneas, hermosa.

Esta mañana en cinemark estaba Demi Moore en un diálogo con un muchacho que le pregunta: ¿por qué escribes?
Ella lo mira fijamente luego contesta inicialmente a su vez interrogándose, ¿por qué escribo? y hace una pausa de unos segundos. Luego dice:

Escribo porque si no lo hago, no me siento un ser humano.
.
.
.
.
.
.
.
.

Esta vez ponían el título en castellano: fatal, porque tal era,

La noche de las tinieblas.

Ese diálogo a mí me marcó. El film no es notable en sí, mas creo que tiene sus destellos...

Colores.

Vero dijo...

Acá ando de vuelta, devuelta a este mundo.
Carlos, ese mirar flojo era porque la había visto varias veces, la peli tiene varias cosas que me gustan, me quedo dando vueltas en esos recovecos cuando la pasan.(Además, bueno, en serio tenía que vestirme).
Acuerdo, Ebrocken.
Qué coherencia la mía, Jorge.
Sí, el negro demarca, Alotrópico. Revaloriza los otros colores, quizá (cruzo lo que decís con lo de Ebrocken aunque vayan por distintos caminos).
Lo que se pone uno para ir al laburo, Kuru: pretal, bozal y resto de enseres. Nah. Remera, jeans, sandalias, che.
Virginia, tu sensibilidad obra el milagro de sacar jugo hasta de esa peli.
Besos.

Anónimo dijo...

Vero:
quiero más!!!!

Anónimo dijo...

¿Supiste de esa pela?
tengo el hábito (adquirido hace un tiempo) de leer blogs, estar en otros quehaceres y a veces de escribir, con la televisión prendida para escuchar el inglés, y de veras ahora ya estoy familiarizada un poco con su ritmo, sus giros... Cuando hay un film malo malo, paso a otro canal o sino pongo música.

La música luego pasa a ser la principal protagonista, y atrás quedan las malas o regulares pelas.
Llega a ser entretenido ver por un momento algo interesante en medio de un film irrelevante.


*

Por aquí hace menos de dos horas hubo un temblor que amenazaba ser un sismo. Ni hablar.

Vero dijo...

La vi hace poco, pero no entera. Uy, yo no puedo hacer eso, mi inglés es bonsai y no lo riego mucho. Claro, los destellos que decís brillan quizás más cuando son inesperados. Abraxos (vi que te gustan así con x, ji, preparo mis saludos a la carta).