miércoles, mayo 16, 2007

Esos ficheros llenos de personas

Un mirón, un espía, un minucioso titiritero, un hombre por completo y convenientemente gris, borrado, ojos de humo, con una vidita como una hoja en blanco salvo por los prolijos reglados renglones -trabajo, casa, prostituta, todo aguado, o mejor, pasado por lavandina-, una hoja en donde imprime las vidas que observa hasta que un día dos se le imprimen tan fuerte que la hoja se rasga.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Veo que has ido al cine!

Anónimo dijo...

Ya veo que la voy a ir a ver. No me contamines más Vero. Antes de conocerte mi vida era monodimensional. La vida de un mono. Dimensional.
"Dimensional la vida de un mono" (tarea para la casa, japonés Primsleur)

Leandro dijo...

Hace rato que tengo ganas de ir a verla, pero nunca me decido... es el mismo actor del Castillo, ¿no?

Vero dijo...

Ves bien, Mariana. ¡Qué buena peli!
Vela, vela, Carlos. La contaminación es lo más, fijate el otro post, si no.
¡Sí, Leandro! El maravilloso Ulrich Mühe. El de El Castillo, Funny Games y El Video de Benny.

Anónimo dijo...

La vi.
Discrepo, para mí se le imprime una, todo lo hace por ella. Así funcionamos los pelados (pero somos buenos, como para una sonata, novayacrer)
Para mí, de todos modos, la imagen es la del culo del ministro, qué quiere que le diga. El slip a media asta robándole cámara a la diosa Crista.
Hablando de Crista: pobre, todo lo que le pasa a la pobre crista, parece un personaje de lars von Trier. Ahora: no traiciona, fíjese que la delación es previo guiñito de su Muhe. Mujer que no traiciona no existe, diría el tango.
Otro tema: las lealtades. Me impresionó que una primera lealtad lo comprometiera al tipo a toda una cadena de lealtades sinfín.¿O es el secreto amor que mueve la historia?
No sea contestataria. No me conteste todo, solo una cosa, lo que más le interese.
Haga lo que quiera, es su casa, bah, ya parezco de la Stasi.
Me encantó.

Vero dijo...

Antes que nada, el que no la vio todavía mándese pa'otro güin si no quiere perderse la sorpresa.
Carlos, pensaba lo mismo que vos al principio. ¿Viste la escena en que entra y toca la colcha? "Chau, está muerto con la mina", pensé. Además parecía que quería apartarlo al escritor de en medio, cuando tocó el timbre para que la viese a ella con el gordo (no recuerdo los nombres, vamos a hablar como en el fóbal: "hey, vos, remera rosa", y así). Pero después cuando empieza a mentir los informes, ahí dije: "Lo está protegiendo, no es necesario que lo haga por ella, lo hace por él". Ni hablar de cuando esconde la máquina. Creo que también hay una especie de enamoramiento, ahí, de los ideales del otro. Creo que cuando ve que el escritor sigue con ella a pesar del culo del misnistro reconoce una nobleza que él no tiene. (Cuando ella le dice "usted es un hombre bueno", en el bar, pensé lo fiero que debe ser que te digan eso justo cuando uno no puede ser más ruin). Lo de las lealtades viene por ahí, me parece, él podría haber roto en cualquier momento esa cadena que decís.
Tal cual, Lars von Trier, ahora se me ocurre Contra viento y marea, ¿no?, la tipa que se acuesta con otros en beneficio del marido.
Qué bueno que te haya gustado.

Anónimo dijo...

Sos muy fina, sutil, Vero, vas muy finito en eso que decís del enamoramiento de los ideales del otro. Se me ocurre la palabra identificación, él también escribe (los informes), ¿o no?. Me dejás pensando, en realidad. Viste cuando el escritor accede a los archivos, ahí está la inexistente obra de teatro, sobre Lenin... ¡escrita por el espía! (me gustó también el chiste que le hacen a Crista: podés hacer de Lenin o de su mamá)
El ministro es un villano como he visto pocos. Tiene un aire al gordito que hace de Franz Biberkoff en Belin Alexanderplatz (vuelve y vuelve, esa serie a mi neurona), pero en malo malísimo. Y ponerla a crista bajo su baba y la cámara me pareció terrible, morboso, incómodo, cruel, todo a la vez.

Vero dijo...

Es cierto, el espía se vuelve escritor, muy buena observación (de paso apuntala mi hipótesis, ¡ja!). También se vuelve el espiado, por el jefe, que le rebusca en las pupilas la marca de la traición. Pero, che, no ví la serie esa, tendré que conseguirla, nomás.